El Concello de Viveiro reparará los cristales rotos del reloj de Santa María

Encargará también la reposición de los aros de sujección, que están oxidados. Para la sustitución precisarán el empleo de una grúa
Esfera del reloj de Santa María, sin el cristal
photo_camera Esfera del reloj de Santa María, sin el cristal

El Concello de Viveiro encargará la reparación del reloj de la iglesia de Santa María del Campo, debido a que esta semana rompió uno de los cristales de las dos esferas que tiene. Al subir a retirarlo vieron que también estaba roto el otro, por lo que ya solicitaron su reposición. La firma ya tomó las medidas y en los próximos días hará en acero oxidable unos aros nuevos y otros dos arillos que recubren estos.

Una vez que los aros estén listos y en base a sus medidas se encargarán los cristales de las dos esferas, puesto que el que queda también está roto. El reloj actual tiene un metro y tres centímetros de diámetro. Se trata de una pieza curiosa, con dos esferas, una hacia la fachada y otra hacia el norte. El grosor de los cristales, que llevan marcadas las horas, es de unos ocho milímetros y deberán agujerearlos en el centro para situar el eje de las agujas.

Cuando los nuevos elementos están fabricados, se procederá a su colocación tras retirar los antiguos, que están cubierto de óxido y podridos. Para efectuar la sustitución será necesario el empleo de una grúa con cesta. De hecho, este equipamiento ya se utilizó para retirar los fragmentos del cristal que rompió estos días a fin de evitar riesgos para la población que acude al templo o pasea por el atrio del mismo. Los trabajadores de Protección Civil del Concello vivariense se ocuparon de esas labores, debido al peligro que existía de que los trozos se desprendiesen hacia la calle.

La dilatación y el paso del tiempo podrían estar en el origen del deterioro de dichos elementos, según el responsable de Protección Civil, Manuel Expósito, quien señala que el cristal sufrió una fractura por la parte superior y parte de los fragmentos cayeron hacia el interior de la torre, mientras que los que quedaron sobresalían hacia fuera. Al detectarlos en esa situación y por prevención, optaron por su retirada.

«O noso camión non chegaba e tivemos que chamar unha grúa, que chegou sobre as once da mañá e coa cal xa puidemos subir na cesta para quitar os trozos que quedaban soltos e podían caer á rúa», explica Expósito, «despois de retiralos, ese mesmo día houbo un aviso no concello para que se tomasen medidas».

Comentarios