Un hombre que intentaba asar un chorizo quema 50 hectáreas de monte

Se trata de un retornado de Barcelona a Quiroga que quería recordar vivencias de cuando era niño. Fue él quien dio el aviso de su negligencia
Uno de los helicópteros que participan en la extinción de las llamas
photo_camera Uno de los helicópteros que participan en la extinción de las llamas

Un vecino de Quiroga causó con un acto negligente un importante incendio forestal en Quiroga, pues al cierre de esta edición se habían quemado cerca de 50 hectáreas de terreno, la inmensa mayoría monte raso. Según pudo saber este diario, en la tarde del sábado este hombre, afincado durante muchos años en Barcelona y que recientemente regresó a su pueblo natal, salió al monte para rememorar recuerdos y sabores de la infancia. Hizo una pequeña hoguera para asar unos chorizos caseros y las llamas de la fogata se escaparon del lugar que tenía acotado y se propagaron rápidamente por una vegetación extremadamente seca para esta época del año.

El causante del siniestro, lejos de abandonar el lugar como si no tuviese que ver con lo sucedido, avisó a los servicios de emergencia de la Xunta de Galicia y permaneció en el lugar donde se originó el incendio, en los montes de Outeiro, hasta que llegaron los primeros agentes. Este quirogués será imputado por un delito de imprudencia con el resultado de la quema de esas 50 hectáreas de monte.

Cerca de las cinco de la tarde, la Consellería de Medio Rural daba por apagado el fuego. Las brigadas de extinción de incendios forestales tardaron 24 horas en sofocar las llamas, que se dividieron en dos frentes y que, según indicaron agentes forestales, "corrían a toda mecha por una zona escarpada de muy difícil acceso".

De hecho, para ayudar en las labores de extinción fue desplazada una máquina paleadora para que hiciese cortafuegos. Tuvo que acceder a la zona desde la vecina provincia de León, ya que en los lugares afectados por las llamas hay muy pocas pistas y la circulación con vehículos resulta compliada.

CORTAFUEGOS. Esta máquina fue la encargada de hacer un cortafuegos de más de un kilómetro de longitud para evitar que las llamas llegasen a una devesa de un alto valor ecológico, con cientos de árboles autóctonos, conocida con el nombre de O Cervo. Fue una de las prioridades de los brigadistas, que consiguieron salvar este espacio.

En las tareas de extinción participaron cinco agentes forestales, 18 brigadas, ocho motobombas, una máquina paleadora y dos helicópteros que tienen su base en el municipio de Toén, en la provincia de Ourense.

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