El queso y el pan llenan de sabor la Feira de Friol

La feria anual celebró sus bodas de plata, con una animada jornada en la que el público volvió a responder de forma multitudinaria. Los productores artesanales evolucionan hacia una profesionalización cada vez mayor

El queso de Friol y el pan de Ousá volvieron a ser fieles un año más, y ya van 25, a su cita con los miles de incondicionales que cada año abarrotan la villa para no faltar a esta muestra gastronómica. La tradición de la elaboración del queso y el pan al modo artesanal no es ajena al relevo generacional y cada año se pueden ver en los puestos a vendedores más jóvenes que traen consigo una mayor profesionalización.

Este es el caso, por ejemplo, de Gema Modia, que este año fue la productora elegida para cortar la cinta con la que quedaba inaugurada la muestra, en un acto en el que estuvo acompañada por el alcalde de Friol, José Ángel Santos, y el subdelegado del Gobierno en Lugo, Ramón Carballo. Otra joven, Isabel Castro, desde el stand de Queixería Pacita, consideraba que en la feria de este año se notaba la llegada de "nuevos productores, más especializados y que buscan un mayor control y calidad en todo el proceso de elaboración, pero sin perder esa esencia tradicional que marca la personalidad del queso de esta zona".

La savia joven también se podía ver en otros puestos, como era el caso de Lucía, que con solo 10 años, no solo ayudaba a despachar en el stand de su abuela, Anuncia Barreiro Barreiro, sino que también reconocía que le gusta colaborar en la elaboración del queso y aunque, según su abuela, de momento solo "cacharrea", lo cierto es que la mujer no podía disimular el orgullo por su nieta al reconocer que tiene "boa maña".

Esta productora, que lleva unos quince años asistiendo a la feria, aportaba este año unos 40 quesos a la oferta total de este mercado, que se situaba en "uns 10.000 queixos", según señalaba el regidor friolés. En cuanto al pan, el otro gran protagonista del evento, la oferta se contabilizaba en torno a los 3.500 bollos, todos ellos, elaborados al modo artesanal de Ousá, es decir, con harina de trigo del país, requento, cocido en horno de leña y "feito con moito cariño", tal y como reconocía Esther Penas Pérez, una panadera de Rioseco, que este año comercializaba unas 400 piezas.

"Son moitas horas de traballo, levamos dende o sábado ao mediodía amasando sen parar e cocendo toda a noite para chegar aquí sen dormir aínda nada, pero este esforzo merece sempre a pena", afirmaba esta mujer, mientras atendía a los numerosos clientes que desde el mediodía invadían literalmente su stand.

Poco a poco, como era previsible, los bollos y los quesos fueron desapareciendo a lo largo de la mañana, hasta el punto de que casi todos los productores agotaron sus existencias. Fuera de la carpa en donde se albergaban estos productos típicos de la gastronomía friolesa, también había otra feria paralela, en la que no faltaban las carpas para poder tomar el pulpo o el churrasco, puestos de quesos de otras denominaciones de origen y stands de embutidos, cerdo celta, ferreterías o textil, entre otros muchos.

Como novedad este año, la presencia entre el numeroso público de romanos y castrexos, haciendo diferentes tipos de demostraciones, como epílogo del Friulio que se celebró el sábado y al que el alcalde ya se ha comprometido a darle continuidad.

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