Danzad, danzad benditos

Alumnos del Conservatorio de Danza apuran los ensayos de sus creaciones para el Concurso Coreográfico de 2017, que este año está dedicado al teórico e investigador Rudolf von Laban
Participantes en el concurso, durante un ensayo
photo_camera Participantes en el concurso, durante un ensayo

No se viven las escenas de aquella frenética escuela de la serie televisiva Fama, pero en el Conservatorio de Danza estos días también hay cierta tensión e ilusión en el ambiente. Los alumnos que tomarán parte en el Concurso Coreográfico el próximo viernes aprovechan las aulas libres para ensayar sus composiciones, que este año deben hacer alusión, de algún modo, a la figura de Rudolf von Laban (1879-1958), un coreógrafo e investigador del movimiento que está considerado uno de los teóricos más influyentes de la danza moderna. 

Esa es la constante de este certamen, que se celebra desde hace varios años y que siempre gira en torno a una figura internacional de la danza contemporánea. "A idea é que os alumnos investiguen pola súa conta e desenvolvan as súas habilidades creativas e coreográficas a partir do personaxe que se homenaxea", explica Lucía Pérez, profesora del Conservatorio Profesional.

En el concurso se establecen tres categorías: una para 1º y 2º de grado elemental; otra para 3º y 4º y una tercera para el grado profesional. En todos los casos el número máximo de componentes es ocho, pero el mínimo varía. Los mayores, los de grado profesional, pueden ser dos; el resto han de ser al menos tres.

Lucía Pérez: "Non poden ser axudados por ninguén, nin por pais nin por profesores"

Precisamente porque se trata de "desenvolver as súas habilidades creativas", explica Lucía Pérez, "non poden ser axudados por ninguén, nin por pais nin por profesores". Y en su composición necesariamente deben aludir a Rudolf Van Laban. "Teñen que relacionar a peza con el, xa sexa co que fixo, coa súa vida ou as súas coreografías", insiste esta profesora. Las bases especifican, de hecho, que si las piezas no tienen relación con el personaje, no serán admitidas. Y también es motivo de eliminación el hecho de que terceras personas influyan en el proceso de creación o ensayo. 

TRABAJO EXTRA. Participar en el concurso supone un trabajo extra para los alumnos, dado que deben diseñar la coreografía –que no debe exceder los tres minutos– y ensayarla. Quizás por eso, el certamen tiene más poder de convocatoria entre los alumnos del grado elemental que entre los de profesional. Puede influir, reflexiona Lucía Pérez, que estos tengan más compromisos académicos puesto que están en cursos más avanzados, tanto en el conservatorio como en el instituto, pero también puede influir "que no grao elemental teñen menos actuacións e aproveitan esta oportunidade para actuar eles", apunta esta docente.

En esta ocasión, se han formado una decena de grupos, que han tenido que elaborar una ficha de la pieza, con el título de su propuesta y otros datos como la música, el argumento y una breve explicación de su elección. El conservatorio les permite aprovechar las aulas libres para ensayar, para lo que deben reservarlas en la conserjería.

También les proporciona piezas de vestuario o atrezzo si lo necesitan para sus composiciones. Por otra parte, no les permite utilizar purpurina, confeti u otros elementos que impidan dejar el espacio escénico en perfecto estado para la siguiente actuación.

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