Elba, la mujer de 9.300 años de O Courel

Un estudio recoge todos los datos paleontológicos de los restos humanos encontrados en la Cova do Uro en 2010
Ubicación de la cueva Chan do Lindeiro o Cova do Uro en la que aparecieron los restos
photo_camera Ubicación de la cueva Chan do Lindeiro o Cova do Uro en la que aparecieron los restos

En marzo del año 2010 se hizo público el hallazgo de un esqueleto humano prehistórico en una cueva de la sierra de O Courel (Cova do Uro). Las dataciones realizadas en los años posteriores por los investigadores del Instituto Universitario de Xeoloxía de A Coruña permitieron determinar que los huesos pertenecían a una mujer y que tenían unos 9.300 años de antigüedad. Se convertían así en los restos del primer fósil humano femenino del período Mesolítico —la época de transición entre el Paleolítico y el Neolítico— descubierto en la Península Ibérica.

La próxima semana el instituto de A Coruña publicará un ejemplar de su revista en el que se expondrá el estudio completo de los restos paleontológicos e incluso un retrato robot de Elba, como los investigadores han bautizado a la chica. Pero Juan Vidal Romaní, director de la publicación, ya avanzó algunos detalles de las características físicas de Elba y la vida que seguía esta mujer en la sierra de O Courel.


Todo apunta a que el día que cayó a la dolina en la que aparecieron los huesos, en una jornada de nieve


En la introducción de la publicación, que además de Romaní firman Aurora Grandal y Manuel Vaqueiro, se detalla que Elba fue una mujer que medía alrededor de metro y medio de altura y era de estructura robusta. Murió cuando tenía entre 20 y 40 años y su aspecto era el habitual que se puede presuponer para las habitantes del entorno. Romaní detalla que su físico "no era muy distinto del de las mujeres de la montaña actuales, podría camuflarse entre ellas. Su fisonomía respondía al clima y a las necesidades de adaptación para conseguir alimento".

En el análisis de los huesos de Elba se encontraron síntomas de estrés alimenticio y de traumatismos antes de la muerte, "lo que indica que llevaba una vida dura, propia de la montaña", añade Romaní.

Los especialistas avanzan que Elba era una mujer de la zona, pero no exactamente del lugar en el que fueron encontrados sus huesos. "Por la prueba genética podemos descartar que procediese de una gran migración. Su procedencia es cercana al lugar donde aparecieron los huesos pero no de esa ubicación exacta", se detalla. Esos datos, la presencia de los restos de animales que también se encontraron en la cavidad y la existencia de zonas de pasto próximas a altitudes más bajas, permiten determinar que Elba se dedicaba al pastoreo.

Todo apunta a que el día que cayó a la dolina en la que aparecieron los huesos, era una jornada de nieve, de las últimas de invierno o primeras de primavera, sin que la nevada fuese lo suficientemente dura para disuadirla de salir.

Iba por un sendero que todavía existe en la actualidad y que atraviesa una zona de paso de monte raso y escasa vegetación, acompañada de tres uros (el antiguo toro salvaje europeo) y probablemente buscaba pastos. En ese recorrido de transición ella y los animales cayeron al interior de la dolina por accidente, en la llamada Cova do Uro o Chao do Lindeiro, en el límite entre la montaña de O Courel y Os Ancares. La formación de la dolina también era reciente y la nieve pudo camuflar la entrada.

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