Imponen dos años a un joven que robaba por encargo y desvalijó 15 casas y coches

El acusado se apoderaba sobre todo de herramientas y quedaba con los compradores en la zona de Garabolos para entregarles la mercancía. En una ocasión sustrajo 60 botellas de coñac y güisqui y logró venderlas en bares de la ciudad
El barrio de Garabolos. ARCHIVO
photo_camera El barrio de Garabolos, donde el acusado vendía los artículos, y parte de la mercancía recuperada

Un lucense que se dedicaba a cometer robos por encargo, fundamentalmente de herramientas, fue condenado ayer a dos años de prisión tras entonar el mea culpa ante el juez del Penal 2. El joven, con iniciales J.R.P., se reconoció autor de al menos 15 robos cometidos en viviendas de la zona rural y en vehículos, la mayoría de ellos furgonetas de trabajo.

Los hechos se remontan al verano de 2013, cuando los robos de herramientas comenzaron a proliferar en la capital. La Policía Nacional abrió una investigación tras recibir varias denuncias y se inclinó desde el principio por la hipótesis de que las sustracciones eran cometidas por la misma persona, ya que tanto el modus operandi como el botín elegido coincidían. Los investigadores identificaron pronto al sospechoso -que además dejó sus huellas dactilares en varias viviendas- y lo detuvieron. En un principio, la Policía le imputó más de una veintena de robos, pero el fiscal lo acusó al final de 15 sustracciones.

ASALTOS. Según el escrito de acusación, el hombre entró en julio de 2013 en una vivienda de las afueras de Lugo y se apoderó de unas tijeras de podar y una manguera de cable. Dos semanas más tarde, regresó al mismo lugar y entró en la casa por la misma ventana, que todavía no había sido reparada. Una vez dentro se apoderó de una bicicleta y una desbrozadora.

En el mes de agosto, el acusado entró en otra vivienda de la zona rural y se apoderó de una bicicleta de montaña, otra de paseo, un cortacésped, un soldador eléctrico y tres cajas de herramientas. Como el botín fue cuantioso, el hombre regresó a la misma casa unos días más tarde, forzó la misma ventana, y se llevó dos cortacésped, herramientas de jardinería y varias cajas con prendas de vestir.

El acusado asumió también la autoría de otros seis robos registrados en septiembre, algunos en las parroquias de Meilán y O Veral. El ladrón se apoderó de seis desbrozadoras, un grupo electrógeno, una máquina de lavado a presión, una caladora, un aparato para limpiar paredes, un aspirador de hojas, un gato hidráulico, tres sierras y diversas herramientas manuales. En una de las fincas, arrancó incluso una ventana de aluminio y se la llevó.

Aunque su objetivo eran las herramientas, tampoco dejaba pasar la oportunidad de llevarse cualquier artículo que pudiera vender con relativa facilidad. De hecho, en el garaje de un domicilio encontró 60 botellas de coñac y güisqui y no dudó en sumarlas a su botín. El hombre consiguió vender parte de esta mercancía a dos bares de la capital. En otra casa no encontró herramientas y robó 240 euros en efectivo y un cachorro de pastor alemán, que finalmente fue recuperado por los agentes.

Al margen de las casas, el otro objetivo del ladrón eran las furgonetas, fundamentalmente las que pertenecían a profesionales de la construcción y del mantenimiento de fincas. El fiscal detalla varios robos en vehículos estacionados en la capital, algunos en garajes y otros en la calle, en Río Sil, Sagrado Corazón y Fontiñas.

En estos robos, el acusado sustrajo ocho taladros, dos radiales, una sierra de sable, otra sierra circular, una rebarbadora, una caladora, dos motosierras, un soplador, una pantalla desbrozadora, dos maletines con multitud de herramientas, dos tijeras de electricista y una garrafa de veinte litros de gasolina. En uno de los garajes, el delincuente robó también un tubo de escape y el guardabarros trasero de una motocicleta.

La mayor parte de estos artículos eran vendidos a particulares que contactaban con el acusado para encargarle las herramientas. Cuando las tenía en su poder, el joven quedaba con ellos en la calle, casi siempre en las inmediaciones de A Medusa, en la zona de Garabolos, y se las entregaba. Para los objetos que robaba por iniciativa propia, el acusado buscaba comprador o los vendía en un establecimiento de compraventa de artículos de segunda mano de la Avenida da Coruña, que ya cerró. Los agentes recuperaron parte de la mercancía en esta tienda y el fiscal pide que el acusado le devuelva al dueño lo que le pagó.

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