Unos quince lucenses ingresan cada mes en coma en la Uci

▶ CAUSAS. Accidentes vasculares, traumatismos e ingesta de fármacos, las más frecuentes ▶ PRONÓSTICO. La recuperación depende tanto de la causa como del nivel de coma

El coma, la pérdida de consciencia que puede prolongarse minutos o años, es un fenómeno con el que los médicos están muy familiarizados (sobre todo los especialistas de Uci, Neurología y Neurocirugía) pero que, a la vez, sigue siendo un gran desconocido. Que en la Uci del Hula ingrese una media de quince pacientes al mes en coma (de los 90 hospitalizados mensualmente en esa unidad) prueba que se trata de una situación relativamente común para muchos enfermos, pese a lo que sigue sin saberse qué ocurre en el cerebro cuando sucede. "La verdad es que no se conoce muy bien qué es lo que pasa. Parece ser que sí hay una serie de circuitos que conectan la corteza, la parte que nos hace ser conscientes de lo que sentimos, de lo que hacemos... con la que está en niveles más inferiores, que se relaciona con funciones más vitales, como respirar, movimientos oculares o respuestas automáticas. En el coma se produce una desconexión", explica el neurólogo Raúl Pelayo Vergara, del Instituto Guttman de Barcelona, un centro especializado en neurorrehabilitación en el que todos sus pacientes han pasado por un estado de coma de mayor o menor duración.

Insiste en que el coma es un síntoma, la consecuencia de algo, y en ningún caso una enfermedad en sí misma. Las causas más frecuentes son los accidentes vasculares, como ictus y hemorragias cerebrales; los traumatismos craneoencefálicos y la ingesta de determinados fármacos.

Sin embargo, hay muchas más situaciones que puedan llevar a una persona a un estado de coma: accidentes cardíacos, las subidas o bajadas de azúcar, ciertas epilepsias, algunas meningitis...

De la causa y del nivel de coma depende fundamentalmente el pronóstico del paciente, qué posibilidades de recuperación tiene. El nivel de consciencia se establece a través de determinadas señales que se estudian cuando el paciente entra en la Uci. Como referencia cabe señalar que una persona en un estado normal tiene un nivel 15; si está borracha es de 14 y si la borrachera es tal que le impide articular su discurso o directamente hablar es de 13. Los pacientes que, al llegar al hospital, presentan un nivel de entre 3 y 6 (sus ojos no reaccionan a la luz ni su cuerpo al dolor, entre otras manifestaciones) son los de peor pronóstico. La mortalidad en esos casos es alta.

En cuanto a las causas, habitualmente se despiertan la práctica totalidad de los pacientes con comas metabólicos, medicamentosos y meningitis, así como la gran mayoría de los casos de accidentes vasculares, traumatismos y paradas cardiorrespiratorias. Sin embargo, un porcentaje de esos pacientes acaban entrando en el estado que se denomina vegetativo. Se trata de un paciente cuyo corazón late, que respira por sí mismo (aunque habitualmente se le conecta a un respirador para darle soporte) y que si se le da comida, traga (aunque suele tener una sonda para garantizar una mejor alimentación). Cuando pasa más de un mes en esa situación se considera un estado vegetativo persistente y, cuando ha pasado más de 6, permanente. Ante ese estado, los profesionales sanitarios plantean a las familias eliminar las medidas de soporte. En el caso concreto de los traumatismos se hace más tarde porque se han constatado recuperaciones más tardías. "En los traumatismos craneoencefálicos los cambios evolutivos son lentos, cuestión de meses. En otras patologías, por ejemplo la falta de oxí- geno cerebral, son más rápidos", confirma el doctor Pelayo.

Un coma prolongado, aunque el paciente acabe recuperando la consciencia, es siempre una mala noticia. "Hay una relación directa entre más tiempo de coma y peor pronóstico", explica el neurólogo, que señala que las decisiones de rehabilitación posterior se hacen en función de la clínica del paciente. "No es lo mismo el estado vegetativo sin respuesta, en el que el paciente no realiza ninguna acción con cierto grado de voluntariedad y para el que toda rehabilitación necesariamente es pasiva, que el paciente con respuesta, aunque esta sea mínima. En esos casos podemos tirar del hilo por esa vía", apunta el especialista del Instituto Guttman.

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