Helicópteros, apisonadores o cepillos

El peligroso aumento de niños que sufren la 'híperpaternidad'

Psicólogos y educadores perciben cambios en las pautas educativas y observan una tendencia creciente a la sobreprotección ► Un exceso de control y de intromisión puede fomentar en la vida adulta dependencia, inseguridad y baja autoestima

"Cando o teu fillo suspende un exame, que dirías que o suspendeu ou que cho suspenderon?, ¿sentarse a facer os deberes con el significa que lle axudas a facelos ou que llos fas?, ¿pregúntaslle que quere comer ou se se quere bañar?". En las respuestas a estas cuestiones que plantea Carlos Vila Lago,psicólogo, profesor asociado de la Universidade de Santiago y miembro de la directiva de la Asociación de Terapia Familiar e Mediación de Galicia, se pueden detectar ya indicios de una paternidad sobreprotectora, un fenómeno que parece estar definiendo las relaciones familiares de estas primeras décadas del siglo.

A esta dinámica familiar se la ha bautizado como hiperpaternidad y dibuja un perfil en el que los progenitores controlan exhaustivamente el desarrollo de sus hijos. El paquete completo incluye sobrestimulación temprana, multitud de actividades formativas, gestión de las agendas escolares, realización de deberes, excesiva competencia deportiva y, en general, un sobreesfuerzo por parte de los padres por eliminar obstáculos y ahorrar decepciones a su prole con el fin de alcanzar el éxito. Pero, lejos de conseguir el efecto deseado, los psicólogos advierten de que este tipo de educación contribuye a crear individuos dependientes, inseguros y con baja autoestima.

El fenómeno surge y se nombra por primera vez en Estados Unidos alrededor del cambio de siglo, cuando "algunos investigadores y profesores empiezan a evidenciar ciertas características personales y de comportamiento en los niños y jóvenes que parecían tener que ver con las prácticas educativas de los padres, justo aquellos que formaron parte del baby boom americano: eran padres muy preocupados por sus hijos, muy pendientes de sus estudios, su ocio, sus tareas, sus amistades". Así ilustra el origen de este fenómeno María Teresa Sánchez Castaño, profesora de Psicología Educativa y de la Educación en la USC.

"No afán de ser pais perfectos e ter fillos perfectos pasámonos de freada"


Esa preocupación, que inicialmente podría parecer positiva, llevada al exceso "promovía en los hijos comportamientos de excesiva dependencia, inseguridad, miedos, escasa autoestima y fuertes sentimientos de infelicidad", continúa. Desde hace un tiempo psicólogos, docentes y monitores detectan en España comportamientos parecidos con similares efectos.

"No afán de ser pais perfectos e ter fillos perfectos pasámonos de freada. Caemos nun modelo de ocupación do seu tempo e do seu espazo. Os nenos non poden telo todo pautado, necesitan tempo para aburrirse e necesitan o seu espazo. Educar é crear un espazo de desenvolvemento", insiste Carlos Vila, que considera que en la actualidad "hai unha presión terrible hacia os nenos, como se todos tiveran que ser enxeñeiros da Nasa ou os mellores neurocirurxáns e como queremos que sexan unha pasada mandámolos a cincoenta actividades extraescolares porque queremos que falen inglés, chino, que toquen o piano...", explica.

Vila, como otros expertos, matiza que el fondo de esta educación es bueno, pero se pervierte al llevarlo al extremo. "Hai unha grande inseguridade dos pais e iso transfórmase en control e a educación non é control, é algo máis sinxelo e, á vez, máis complexo, é deixarlle facer e, en función de como o faga, ir actuando".


Efectos en los hijos: falta de responsabilidad y de recursos
En la infancia de un niño sobreprotegido suelde haber "tareas continuas, agendas apretadas, tiempos ocupados durante casi las 24 horas del día: estrés asegurado", describe María Teresa Sánchez Castaño, que alerta también del riesgo de generalizar. También aparecen unos padres omnipresentes que hacen todo por ellos.

El resultado de esta falta de esfuerzo y de implicación puede ser una ausencia de responsabilidad, incapacidad para aprender de los errores y, a la postre, intolerancia a la frustración, indica Sánchez Castaño, que señala que estos niños sobreprotegidos "presentan más miedos de los frecuentes y propios de la edad en que se encuentran; ante cualquier fracaso se angustian, no saben cómo reaccionar".

Además suelen ser "dependientes e inseguros, piden ayuda para todo, se consideran poco capaces o competentes, lo que mina su autoestima". Y, a la vez, pueden "sentirse importantes, con derecho a casi todo pero con escasa responsabilidad a la hora de cumplir con sus deberes".


Efectos en los padres: progenitores estresados y también frustrados
Sin embargo, no solo los hijos pueden salir mal parados de esta dinámica educativa. Los padres también sufren, indica María Teresa Sánchez Castaño. "No suelen experimentar una sensación de paternidad positiva, en la medida en que la preocupación constante sobre sus hijos y su bienestar futuro acaba causándoles estrés, pérdida de tiempo personal y para sus relaciones". En ocasiones, tienen una excesiva implicación en el contexto escolar, "incluso con importantes discrepancias con el profesorado" y también pueden experimentar "sensación de culpa o fracaso" en el caso de que ellos o sus hijos no alcance los objetivos propuestos.

Sánchez Castaño indica que, a pesar de los cambios experimentados en las últimas décadas en los roles de género, estas sensaciones suelen ser más marcadas en las madres porque, en muchos casos, ellas siguen desempeñando un papel protagonista en la educación y cuidado de los hijos. Cuando trabajan también fuera de casa, la sensación de ansiedad se incrementa porque "han de estar en casi todas partes, encargándose de casi todo".

"É un grande erro pensar que un neno por ter altas capacidades ten máis posibilidades de éxito"



Entorno: colegios y canchas, principales escenarios
Los efectos de la hiperpaternidad quedan patentes en los colegios, las redes sociales y las canchas deportivas. Carlos Vila apunta que los grupos de WhatsApp que hacen los padres de una misma clase acaban por restar autonomía a los niños en la gestión de sus deberes. "Antes podía pasar que olvidaras o libro na clase, hoxe enseguida che mandan a folla de exercicios fotocopiada", dice, "e ninguén vai deixar de ter un premio Nobel porque non faga os exercicios un día".

Lo mismo sucede con las actividades deportivas. "A actividade física é importante no desenvolvemento do neno, pero non ten por que ser competitiva e na hiperpaternidade non se permite iso", asegura.

"Moitas veces queremos que o noso fillo sexa Messi", aunque no tenga cualidades excepcionales. E incluso cuando las tiene, quizás no es lo que quieren y hay que tenerlo presente. "Cando a unha nai lle din que a súa filla ten cualidades para o violín, que pasa se ela non quere? Non por iso hai que machacala con horas de violín porque posiblemente non saia Malikian", dice Vila.


Pautas: "O neno tense que sentir seguro para explorar o seu entorno, pero teno que facer el"
"Necesítase xerar autonomía nos nenos desde cedo para ter adultos estables e os modelos de apego xa falan diso. O neno tense que sentir seguro para explorar o seu entorno, pero teno que facer el", explica Carlos Vila acerca de las pautas más adecuadas para evitar criar niños sobreprotegidos.

También recomienda no caer en la sobreestimulación. Asume que la estimulación debe empezar cuanto antes y ser lo más rica posible, pero muchas veces basta con la que proviene del entorno. "En cuestión de psicomotricidade, por exemplo, un neno san movéndose todo o día xa fai toda a psicomotricidade que necesita, só hai que reforzala cando hai dificultades", apunta.

En un ambiente sobreestimulado "medra máis rápido, pero ás veces aceleramos cousas que non é necesario acelerar", dice. Del mismo modo, hacerlo no va ayudar a crear un genio ni está claro que sea una ventaja serlo. "É un grande erro pensar que un neno por ter altas capacidades ten máis posibilidades de éxito, nunca é unha garantía e vai conlevar outros retos", añade.

A su vez, matiza que hay cosas que no es necesario preguntar porque no corresponde a los niños decidir y sí es bueno conocer su opinión sobre otras que les afectan, como las actividades que les gustan. Y recomienda, también, pasar "tempo de calidade con eles".

En todo caso, Vila huye de la culpabilización de los padres. La hiperpaternidad, aunque no sea aconsejable, no deja de ser "ó mellor intento que fan de educar aos fillos".

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