La explosión de un transformador eléctrico, sobre el que se desplomó a las tres y cinco de la tarde la vieja caseta que lo cubría, en la parte trasera de la calle José Vicente Pérez Martínez, dejó sin electricidad a cientos de usuarios. Pese a la deflagración, no hubo daños personales ni tampoco un incendio en la instalación que está próxima a la plaza de abastos. La compañía responsable del suministro, Begasa, actuó con rapidez y en apenas 15 minutos restableció el servicio para unos 6.000 abonados. Casi al anochecer, solo 30 quedaban sin luz, entre ellos, el centro de salud ribadense, que la recuperó a partir de las ocho.
«Los operarios están trabajando en la zona desde el primer momento de la avería y, si no es posible dar servicio a los 30 clientes, se instalarán hoy mismo, grupos electrógenos», señalaban ayer desde Begasa poco después de la incidencia . La avería afectó «dos minutos a 6.000 personas», que recuperaron el suministro gracias a que la compañía les dio servicio por líneas alternativas.
Después quedaron sin luz durante 15 minutos 900 usuarios y al final solo 30, para quienes Begasa buscaba alternativas.
Los teléfonos del centro de salud estuvieron inactivos por la tarde. El Servizo Galego de Saúde, que procuró un generador, aseguró que la carencia no afectó a la calidad asistencial, aunque al no funcionar los ordenadores no se podían ver los resultados de los análisis ni enviar a las tarjetas sanitarias las medicinas propuestas. Tampoco se podían hacer electrocardiogramas ni funcionaban los otoscopios de pared. Por un temporal de hace tres años, el ambulatorio ya había pasado una noche sin suministro. Una parte del tejado de una nave de Garajes San Andrés se desplomó y bares y hoteles se vieron afectados.
