"Quedamos sen nada", dice la mujer cuya casa ardió en Lourenzá

La familia, con un niño de 8 años, no estaba en la vivienda cuando empezó a arder y lo perdió todo
Estado en que se encuentra la vivienda, precintada por la Guardia Civil
photo_camera Estado en que se encuentra la vivienda, precintada por la Guardia Civil

Todavía conmocionada por la impresión de regresar a casa y verla en llamas, Sara Ferreira solo desea agradecer a los vecinos del lugar de O Pontigo, en la parroquia laurentina de San Tomé, su esfuerzo por luchar contra el fuego que arrasó la vivienda en la madrugada del sábado mientras no llegaban los servicios de emergencias y la ayuda que prestaron a la familia desde entonces. "Quedamos sen nada, coa roupa que tiñamos posta no corpo", lamenta la afectada, que residía en esta casa alquilada con su pareja Armando Oliveira y su hijo de ocho años. Desde entonces están en casa de una vecina, Gema Iglesias, que los acogió con los brazos abiertos.

La familia es oriunda de Porto, en Portugal, aunque lleva varios años viviendo en el municipio de Lourenzá, donde ambos trabajan. El sábado habían salido y, al volver a casa en torno a las dos de la madrugada, vieron que estaba ardiendo y que sus vecinos se afanaban en sofocar las llamas con los medios que tenían a su alcance. "Son os que aguantaron o lume na planta de abaixo", comentan desde Protección Civil de Lourenzá, que trabajó en la extinción. "Os veciños foron os primeiros en chegar e salvaron o pouco que nos quedou. Temos que agradecerlles a todos porque son os que fixeron o mellor que puideron para intentar salvar a casa e tamén nos ofreceron toda a súa axuda", apunta la vecina afectada.

Aunque el fuego se concentró mayormente en la planta baja, la casa "quedou moi mal" y apenas pudieron recuperar pertenencias. "A roupa que non ardeu non vale para nada por culpa do fume", explica Sara Ferreira, que solo puede entrar a la vivienda si es acompañada de los bomberos, como hizo el sábado para intentar recuperar algo después de que estos apuntalasen el suelo de la primera planta. "Hai risco de que caia algo", señala.

"Agora non temos ánimo para nada", dice esta mujer, que todavía no sabe si buscarán otra casa donde alojarse. "Non sabemos moi ben o que facer, aínda pasou moi pouco tempo e a cabeza aínda non está colocada", reconoce.

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