Once décadas con salud

Por la xermadesa Celestina Penabad parece que no pasen los años, pese a tener algunos achaques que no le permitan llevar la vida activa que seguía. Aún así, sus recién cumplidos 110 años no le impiden ir a la peluquería ni, sobre todo, disfrutar de sus bisnietas
Celestina Penabad junto a Roberto García y Tamara Paz
photo_camera Celestina Penabad junto a Roberto García y Tamara Paz

La jornada del miércoles fue especial para Celestina Penabad García. De hecho, los nervios y la emoción estaban a flor de piel y la embargaban de vez en cuando. Algo lógico que le pasa a muchos en el día de su cumpleaños, pero en el caso de esta vecina de la parroquia xermadesa de Roupar los motivos estaban más que justificados. No todo el mundo puede decir que entra en su undécima década de vida.

Celestina cumplió este miércoles 110 años, una cifra que le lleva a ser la persona más longeva de la provincia de Lugo, la tercera de Galicia –por delante están la coruñesa Avelina Mouzo Leis y la ourensana Josefa Álvarez Rodríguez, nacidas en 1904 y 1906 respectivamente– y la decimosexta en España. Y lo hizo acompañada por sus dos hijas y recibiendo numerosas felicitaciones, tanto en persona como por teléfono, en lo que será el prólogo de la gran celebración en familia del próximo domingo.

Una de las visitas que recibió fue la del alcalde, Roberto García, y la edila de igualdad, Tamara Paz, que le regalaron en representación del Concello un ramo de rosas, que recibió con una gran sonrisa e ilusión, y una tarta, a la que le sopló las velas y le probó algún trozo.

Esta centenaria chairega pasa siempre su cumpleaños en su casa de Roupar, a la que llegó desde Muras tras casarse y a la que regresa desde A Coruña –donde reside con una hija en invierno, por tener un clima más suave– cada vez que llega el verano. "Le encanta estar aquí. Cuando llegó dijo 'Ya estoy en mi casa' y conoció a todos los vecinos, y eso que hacía un año que no los veía", explican sus hijas.

En cuanto a la salud, puede presumir de estar bien y de "comer de todo y dormir toda la noche", aunque en el último año perdió algo más de movilidad, por lo que redujo notablemente los paseos que solía dar cada día. Aún así, cuando está en su casa de Roupar mantiene la agilidad.

"Quiere ir a dormir arriba al cuarto a su cama, nada de que le pongamos una en el piso de abajo. Son 18 escaleras y, agarrada al pasamanos y con ayuda, las sube bastante bien", dicen sus hijas.

Otra costumbre en la que también redujo su frecuencia fue leer el periódico y comentar las noticias, aunque a alguna revista aún le sigue echando un ojo y pasándole las hojas. Otras cosas, sin embargo, permanecen inamovibles. "Le sigue encantando ir a la peluquería. Es muy curioso, es el único sitio por el que pregunta cuándo vamos", relata Marité, una de sus hijas, a lo que añade entre risas Olga, la otra: "¡Lo de la peluquería es casi obsesivo!".

Pero, sin duda, la mayor de sus motivaciones son sus dos bisnietas, Lucía y Alba, por las que siente devoción y a las que ve con asiduidad.

Recibir visitas –con las únicas con las que toma un poco de café, dice, "por acompañar"– y estar con gente son otras de las pequeñas cosas con las que disfruta. Al igual que ocurrió el miércoles, cuando muchos brindaron por su salud y le desearon volver a reunirse dentro de un año. "Por mi salud y por la de todos", dijo Celestina. ¡Que así sea!

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