San Cibrao se rindió un año más a la tradición

La prohibición de la acampada repercutió de manera positiva en la celebración reduciendo el botellón y recuperando la esencia de la cita al reinar el buen ambiente entre familias y pandillas bajo una estricta vigilancia.
Las pandillas de amigos y las familias compartieron una jornada de diversión, comidas y fiesta en el centro de la villa marinera de San Cibrao y en la playa
photo_camera Las pandillas de amigos y las familias compartieron una jornada de diversión, comidas y fiesta en el centro de la villa marinera de San Cibrao y en la playa

El buen tiempo y la prohibición de la acampada decretada este año durante A Maruxaina marcaron una fiesta que recuperó sus orígenes merced al buen ambiente creado a partir de las medidas impulsadas por la organización, que este año asumió el Concello. La afluencia fue un poco menor y durante la jornada central hubo menos aglomeraciones que en años precedentes.

La fiesta ganó ambiente familiar a la hora de las comidas, que reunieron también a muchas pandillas de distintos puntos de la comarca, además de a los vecinos del municipio. Los puntos centrales del pueblo registraron un lleno a la hora de los vinos y los grupos con carrito también recorrieron de continuo la villa marinera.

La celebración discurrió más tranquila y con menos botellón que en los últimos años, dado que la prohibición de la acampada disuadió a los que solían pasar varios días en el arenal, aunque se esperaba que muchos romeros se sumasen por la noche a la celebración tras arribar a la localidad en autobús o en tren durante la tarde, indicaban algunos vecinos.

Otro aspecto positivo de los cambios implantados en la romería lo constituyó el ambiente menos ruidoso que hubo ya en la noche del viernes, lo que motivó satisfacción entre el vecindario. La estricta vigilancia que realizaron los agentes de la Guardia Civil y el importante control existente en los alrededores por parte de la seguridad privada evitó acampadas y hogueras indeseadas, lo que repercutió en una imagen de mayor limpieza y sin destrozos, según asistentes.

La playa estuvo como siempre a reventar durante la hora de comidas, pero además la jornada soleada animó a darse un chapuzón tanto a vecinos como a visitantes. Las charangas Kilomberos de Monte Alto, Mekánika, Os Charangos de Neda, New Betters y los gaiteiros de San Cibrao animaron las calles tomadas por los romeros, prácticamente todos ataviados con el pantalón faenero azul con camisa blanca y pañuelo al cuello o las típicas faldas a cuadros con mandilón —entre las más jóvenes abundaban las minifaldas— y camisas blancas o negras. El arenal también acogió juegos populares durante la tarde con premios para los ganadores.

Familias y pandillas de amigos pasaron así una la jornada a la espera de la sirena que estaba previsto que llegase a la localidad desde la isla de Os Farallóns, donde mora la ninfa con cuerpo de mujer y cola de pez. La leyenda cuenta que a veces sale deslumbrante de su cueva en días tenebrosos del invierno. Dicen que unas veces enamora a los marineros y otras veces los atrae con sus encantos de bruja para llevarlos hacia la perdición. Su bondad o maldad se dilucidaba anoche en el juicio anual.

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