Alertan del "peligro" que supone la altura de una barandilla en Frigsa

Usuarios de las instalaciones municipales denuncian que el hueco entre los barrotes permite que los niños se cuelen y dicen que ya hubo varios accidentes y que el Concello "no hace nada"
La barandilla que los usuarios consideran peligrosa, en el edificio de la piscina cubierta
photo_camera La barandilla que los usuarios consideran peligrosa, en el edificio de la piscina cubierta

Usuarios de las instalaciones municipales de Frigsa alertan del "peligro" que supone la altura de la barandilla que rodea el edificio de la piscina cubierta. Según denuncian, la separación entre los barrotes horizontales es tan amplia que permite que los niños se cuelen por debajo, lo que ya ha provocado varios accidentes, aunque sin consecuencias graves.

Los usuarios explican que detrás de la barandilla hay una rampa cubierta de piedras y en la parte más alta, la distancia hasta el suelo supera los cuatro metros de altura. "Si un niño se precipita por ese hueco se puede matar. Un golpe desde esa distancia no es ninguna broma", dicen. Los denunciantes reconocen que la barandilla está correctamente anclada y no presenta ninguna deficiencia, pero consideran que no es adecuada para una zona por la que pasan a diario multitud de menores. "Además de las piscinas, en estas instalaciones se realizan las actividades deportivas del Concello, por lo que en periodo escolar están llenas de niños de corta edad".

Los padres asumen que la responsabilidad de vigilar a los pequeños es suya, pero consideran que el Concello tiene que actuar cuando existe un riesgo. "Está claro que somos los padres los que tenemos que evitar que los niños se acerquen a la barandilla, pero en un segundo se pueden escapar corriendo y precipitarse. Además, muchas veces son los abuelos los que se encargan de llevarlos a las actividades y no pueden correr detrás de ellos. Si existe un peligro, lo lógico sería que el Concello tratara de evitarlo", exponen.

Sin embargo, según afirman, el gobierno local hace caso omiso a sus quejas. Y es que en noviembre del año pasado, un grupo de madres se unió para alertar del "peligro" que entraña la altura de la barandilla y envió un escrito al Concello, a través de una abogada, explicando la situación. "Pensamos que se preocuparían por el tema, pero a día de hoy", aseguran, "no han hecho nada. Ni nos han contestado, ni han modificado la barandilla".

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