Maki Otomo, profesora de japonés: "En gallego y japonés siempee hay palabras que suenan igual. Carai, por ejemplo, significa 'picante'

Bla, bla, bla; bla, bla, blabel, Babel... en Lugo

Trabar amistad para no trabar la lengua podría ser el lema del grupo de intercambio de idiomas que cada martes se reúne en la cervecería Mom con acento gallego, inglés y castellano
Alyssa Shank, Neil Wykes, Elena Armas y Guillermo Rosales, en el Mom Beer&Cocktail.
photo_camera Alyssa Shank, Neil Wykes, Elena Armas y Guillermo Rosales, en el Mom Beer&Cocktail.

"Esto es cualquier cosa menos una clase", afirma Elena Armas, traductora de inglés. "Es también una manera de conocer gente, algo difícil al principio si eres extranjera", indica Alyssa Shank, auxiliar de conversación de Carolina del Norte. "Te permite mantener el contacto con un idioma", indica el también traductor de inglés Guillermo Rosales. "Si vives en Lugo, es una forma de conocer personas de otros países", comenta Neil Wykes, el inglés residente en Lugo e impulsor de la iniciativa.

Lugo Language Exchange (www.lugo.international/) es un grupo de intercambio lingüístico que cada martes se reúne en la cervecería Mom Beer&Cocktail, en la Praza do Campo, a las 21.30. "Para mí, es el día más bonito de la semana", dice Neil. Tanto es así que este año ha decidido mantenerlo en agosto, cuando normalmente suele parar. Tampoco lo dice por la novedad de la iniciativa, que ya tiene cinco años de historia. Lo dice por todas las razones que se apuntan en el primer párrafo. Y porque la verdadera forma de que la lengua no se trabe es trabar amistad, hacer de ella un puente para llegar al otro. Lo dice, pues, por el placer de decir, y consciente de que la inmersión lingüística cada vez es más difícil, con smartphones que nos permiten hablar constantemente en la propia lengua, aunque a distancia.

Buena parte de los asiduos al LLX están vinculados a la Escola de Idiomas, como la mujer de Neil, Elena Longo. Otros no, pero todos tienen interés en aprender una lengua. Esa motivación común ya es un lugar amplio donde encontrarse, como apunta Rosales, que aunque vive en Pontevedra, alarga los fines de semana en los que visita a su amiga Elena Armas para quedarse al intercambio.

Ese espacio común también es fértil para la amistad. Y la rutina, pues hay un grupo de siete personas que no se pierde una sesión desde hace años. Los demás asistentes acuden con distintas regularidades, y en el LLX se pueden llegar a juntar, según indica Neil, hasta 100 personas en los meses de septiembre y octubre.

Las lenguas que se practican en los intercambios son, sobre todo, el inglés, el castellano y el gallego, aunque también están abiertos a otras. "Es maravilloso ver el interés que manifiestan los extranjeros en hablar gallego, incluso más que mucha gente de aquí. Lo ven como un gran valor", indica Elena Armas. Neil Wykes, como es el organizador, se pone una alarma cada veinte minutos, que le recuerda que ya es el momento de cambiar de lengua. Para lo que no hay alarma es para finalizar las sesiones, que simplemente acaban como las reuniones de amigos en un bar.

Las horas pueden pasar de cháchara. Bla, bla, bla. O bar bar bar, onomatopeya que dio origen a la palabra bárbaro, que se refería a los extranjeros, a quien no se le puede entender, lo que también alude a la incomprensión entre los pueblos, como Babel. Pues no, aquí quien balbucea acaba hablando, y "hablar es la manera de que la lengua sea algo vivo", dice Neil Wykes.

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