Desde octubre, la mitad de lluvias que el año pasado

El Miño reduce su caudal a la mitad en el último mes a su paso por Lugo

La ciudad sufre los efectos de la sequía en árboles y fuentes sin agua, al tiempo que los ganaderos la combaten en la zona rural
Estado del Miño en el entorno del conocido como puente nuevo, este martes
photo_camera Estado del Miño en el entorno del conocido como puente nuevo, este martes

Las estadísticas oficiales de la Confederación Hidrográfica Miño-Sil revelan que el río Miño redujo su caudal a la mitad en la ciudad, ya que de los 9 metros cúbicos por segundo que transportaba en julio se pasó a los 4,85 de media a fecha de 20 de agosto. En la evolución anual, se aprecia una caída significativa en enero, mes en el que en 2017 cayó un 89,9% con respecto a los valores medios de la serie histórica 2008-2016, al registrarse un caudal medio mensual de 13,96 metros cúbicos por segundo, casi la décima parte de los 137,96 que hubo a lo largo de la última década. La disminución también fue relevante en abril de 2017, cuando el volumen cayó casi un 55%.

El inicio del verano arrojó, asimismo, unos datos preocupantes, ya que en junio el nivel bajó en un 44%. Aunque la situación se atenuó en julio y agosto, meses en los que la cantidad de agua descendió un 16,3% y un 16,4%, respectivamente, lo cierto es que la ciudad comienza a exhibir con claridad síntomas que muestran las consecuencias de la falta de lluvia y las altas temperaturas como las de estos días.

De este modo, los efectos de esta situación se dejan notar en árboles, sobre los que el director del Ibader (Instituto de Biodiversidade Agraria e Desenvolvemento Rural), Pablo Ramil, señala que "la falta de agua provoca una desecación de la planta", una circunstancia que afecta a todas las especies y que se agrava "en función de la zona donde se encuentren". Así, Ramil expone que "los árboles que están a pleno sol lo pasan peor" que los que se encuentran en zonas con sombra, algo que ejemplifica con los avellanos de la zona del Campus que, en sus palabras, "están a punto de morir". En esta línea, árboles como los de la avenida Lucus Augusti exhiben una imagen impropia derivada de su "desecación", como apunta el director del Ibader.

FUENTES SIN AGUA. Otra de las consecuencias más visibles de la ausencia de precipitaciones son los manantiales de los que ha dejado de brotar líquido. Así, la fuente de A Fervedoira sorprendió a mediados de la semana pasada a quienes trataban de surtirse de ella, ya que ni siquiera ofrecía el pequeño chorro de otros años por estas fechas.

Algo similar ocurre en otra de las más usadas, la de la N-VI en el entorno de A Piringalla, en el margen derecho en dirección al Polígono de O Ceao desde la ciudad, de la que no brota agua por ninguno de sus dos caños. Según advierte el presidente de la Asociación San Isidro de A Piringalla, Ricardo Varela, "ten pinta de levar bastante tempo nesta situación" a juzgar por la presencia de maleza en sus inmediaciones, que en opinión de Varela, "poden levar tranquilamente uns tres meses ou por aí alí" sin casi caudal.

Mientras, otras como los caños de la de Os Chaos, en la parroquia de Meilán, situada en el otro margen de esta misma carretera, continúan surtiendo con "total normalidade". "Está limpa e non está a dar ningún problema", resumía en la tarde del martes Varela.

GANADEROS. La actividad de los ganaderos también se resiente por la ausencia de precipitaciones, "que este ano non viñeron nin sequera en treboadas nesta época, coma outros anos", lamenta José Manuel Souto, de Santa María de Bóveda. Souto explica que "os prados están secos", al tiempo que detalla que uno de los cultivos que más le preocupa es el del maíz, "que non espiga coma sempre porque ten menos potencia e menos tamaño". Además, afirma que la sequía también encarece la producción "porque dende o 2014 ou por aí hai que botar herba todos os anos". Con todo, la explotación de Souto "non sería a primeira vez que tería que baixar ao río" si se acabasen los recursos hídricos de los manantiales propios, aunque la disminución de ganaderos de la traída compartida del entorno explicaría que "aínda nos dure o manantial", algo que los asombra.

CLUB FLUVIAL. Tampoco los usuarios de las instalaciones del Club Fluvial se libran de las consecuencias de la sequía. A los casos de los bañistas que incluso chocan al nadar con las rocas del fondo del río por la falta del agua y al cierre del tobogán de esta entidad hace unas semanas se ha unido en los últimos días la retirada de una balsa muy usada por niños y adolescentes.

Esta plataforma, anclada al fondo del río y que se renovó precisamente este verano, se ha quitado para evitar que se produzcan lesiones medulares al tirarse de cabeza al Miño ante el bajo caudal que presenta estas semanas. "No tiene mucho sentido tenerla ahí cuando está en una zona en la que se hace pie", explica el presidente del Club Fluvial, Tito Valledor.

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