El bailarín lucense que ya ha hecho historia

Raúl Ferreira es el primer español en formar parte del teatro ruso Mariinsky, de los más prestigiosos en todo el mundo
Raúl Ferreira, después de su recibimiento en el Ayuntamiento
photo_camera Raúl Ferreira, después de su recibimiento en el Ayuntamiento

La historia del lucense Raúl Ferreira es fascinante y tan sólo tiene diecinueve años. La danza es su pasión que, acompañado con mucho esfuerzo y sacrificio, le ha llevado a alcanzar su sueño: entrar dentro del cuerpo del teatro Mariinsky, en San Petersburgo, de los más destacados en todo el mundo. En su cuerpo de baile solo hay tres extranjeros: un británico, un surcoreano y el lucense, Raúl Ferreira.

Tras pasar una temporada en Rusia -y lidiar con algunos problemas con el visado-, Raúl vuelve a su ciudad natal, Lugo, donde comenzó su formación como bailarín. Y el recibimiento no podía pasar desapercibido.

La alcadesa Lara Méndez presentó este viernes esta bienvenida, junto a la edil de cultura, Carmen Basadre. Raúl Ferreira entró después al salón de plenos del consistorio de Lugo, junto a su madre, María José, y su hermano pequeño, Mateo. A la izquierda, en la sala, se sentaron miembros de distintas formaciones políticas que querían recibir a esta promesa de la danza clásica.

De pie, con su casi metro noventa de altura y porte de bailarín, el joven presenció este homenaje en el que la alcaldesa, en nombre de todos, expresó su "orgullo" por la carrera tan prometedora de este lucense, que comenzó, además, dentro del Conservatorio Profesional de Danza de la ciudad. Por ello, Lara Méndez le pidió al joven que hiciera de "embaixador" de Lugo durante su estancia en Rusia. Ferreira, un chico de carácter humilde y algo tímido, agradeció el gesto riendo y expresó su orgullo por el recibimiento, en el que le entregaron una figura de la emblemática muralla y un libro sobre la historia romana lucense.

"Mi carrera se centra en la danza clásica y llegar hasta aquí ha requerido mucho sacrificio, suerte que cuento con el apoyo de mi famila", explicaba Raúl, "pero para sobrellevar el estar en un país tan lejano, mi motivación es la danza", concluyó.

Tras la ceremonia, los presentes se arremolinaron alrededor del bailarín con preguntas nacidas de la curiosidad que despierta su rutina, a las que muy amablemente él y sus familiares contestaron.

SU TERAPIA. La madre de Ferreira explicó cómo empezó su hijo en el mundo de la danza y su historia merece ser destacada. Cuando era pequeño, el joven presentaba ciertos problemas de comunicación y una logopeda aconsejó a sus padres que lo introdujeran en el mundo de la música para que se expresara de forma creativa.

Tras probar con los instrumentos, como ya había empezado su hermana mayor, Sara, con tres años lo introdujeron en una pequeña escuela de danza. En una muestra del trabajo, deslumbró a sus padres durante su espectáculo. Fue entonces cuando estos supieron que su hijo tenía un gran talento y potencial.

Con seis años ingresó en el Conservatorio Profesional de Danza, donde formó sus cimientos hasta convertirse en el bailarín que ahora ya ha marcado un hito en la historia del ballet español.

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