Chantada bate sus récords olímpicos con esfuerzo y sobre todo carcajadas

La versión más auténtica de los juegos dio el pistoletazo de salida a cinco días de fiestas en la villa del Asma
Un momento de estas singulares pruebas deportivas que todos los años dan el pistoletazo de salida a las fiestas de Chantada
photo_camera Un momento de estas singulares pruebas deportivas que todos los años dan el pistoletazo de salida a las fiestas de Chantada

Las Olimpíadas e Chantada poco le tienen que envidiar a los juegos celebrados recientemente en Río. Entre la participación y la organización, que estaba totalmente entregada a la causa, eran pocos los que este viernes se encontraban en la villa y no sucumbieron al interés de ir a verlas.

Bajo un sol de justicia, y ataviados con los uniformes cómodos y frescos para la ocasión, los participantes de este año hicieron gala de su espíritu de competitividad.

Este fue el caso de Paticia Moure. Era el segundo año que forma parte de la celebración y es que la edición pasada su equipo fue el ganador. "Este año nos llamamos Que Cona Queres? y venimos con la intención de ganar como el año pasado pero nos falta uno del equipo que era clave. Igualmente lo vamos a intentar porque en la anterior edición nos lo pasamos tan bien que no podíamos dejarlo pasar esta vez", explicaba el viernes esta aficionada.

Y es que el buen humor no está reñido con la participación. Divididos en seis equipos con cuatro integrantes cada uno, los peculiares deportistas sacaron fuerzas de donde no sabían que las tenían para llevarse a sus casas los suculentos premios. Cestas formadas por productos típicos de la zona eran un motivo más que suficiente para ensuciarse y sudar.

Elsa Montes,participaba por primera vez. Su hija Noa Álvarez fue la causante de que su equipo, Os Fuíñas, se apuntase. Según Elsa "fue el primer año que participamos porque los jóvenes de la casa así lo quisieron. No tengo esperanzas de ganar, pero sin intentarlo no nos vamos de aquí".

Y es que las pruebas no eran aptas para todos. A falta de duros entrenamientos previos, algunas de las fases que los participantes tenían que superar, el esfuerzo físico que se requerían en algunos casos era más que considerable.

Buscar huesos de perro dentro de una caja de harina, pasar obstáculos con los ojos tapados y un compañero cargado a la espalda, atravesar un campo mojado debajo de cintas, ponerse debajo de un cubo de agua y acertarle al plato de al lado con una pelota para que el líquido se derramase, correr con las piernas metidas en un saco y lanzar platos de madera dentro de un hueco, eran las pruebas de la primera fase de esta edición.

La segunda fase era más de fuerza física que de destreza. Y es que tirar un saco lleno de hierba para ver quien lo lanza más lejos y tirar por un rulo en un carro, eran las dos pruebas que componían la segunda parte y que dejaron a los participantes exhaustos.

Pero como toda celebración que se precie, la jornada dejó anécdotas para la posteridad. Sacos que no alcanzaron el metro de distancia en su lanzamiento, participantes que tuvieron que meter la cabeza en la caja de harina y que parecía que el tiempo se les había paralizado, fueron algunas de las curiosidades de unas olimpiadas que, como ya es costumbre, no comenzaron con puntualidad suiza. La competición supuso el pistoletazo de salida a cinco días de verbenas.

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