Ribadeo conoce los entresijos del cine

Salvador Calvo, director de la película '1898. Los últimos de Filipinas', estuvo en la villa y contó anécdotas del rodaje
Salvador Calvo, director de '1898. Los últimos de Filipinas', este miércoles en Ribadeo
photo_camera Salvador Calvo, director de '1898. Los últimos de Filipinas', este miércoles en Ribadeo

Pocas veces se tiene la oportunidad de que un director de cine desvele cómo fueron los días de rodaje de una producción. Pero Ribadeo tuvo la suerte de que el director Salvador Calvo se acercara hasta el cince teatro para asistir al pase de su película 1898. Los últimos de Filipinas y contara cómo había sido el rodaje de su primera película.

En un teatro lleno de amantes del séptimo arte, Calvo en un acto organizado por la Academia de Cine, sació la curiosidad de los asistentes hablando del reparto, las localizaciones o los personajes más destacados de la película.

REPARTO. Para abrir boca, Calvo destacó el plantel de actores del reparto, con intérpretes veteranos como Luis Tosar, Javier Gutierrez o Carlos Hipólito, y el papel de los actores más jóvenes, tales como Álvaro Cervantes, Ricardo Gómez o Patrick Criado. De ellos destacó su profesionalidad y apuntó que formaban un "equipo artístico maravilloso".

De los personajes que protagonizaron la historia, el director apuntó que aunque la película giraba en torno a un hecho real, algunos personajes, como el de Álvaro Cervantes, se habían inventado para que el público se diera cuenta de cómo afectaban los conflictos a las personas y que se comprendiera que "las guerras son brutales y afectan a los seres humanos, y fastidian la vida de muchas personas". Otros, como el teniente Cerezo y el médico -interpretados por Luis Tosar y Carlos Hipólito, respectivamente - están basados en militares que habían vivido el asedio y que pretendían mostrar el papel de las guerras desde su perspectiva. En el caso del teniente Cerezo, apuntaban que la negativa de este a aceptar la venta de las islas de ultramar a Estados Unidos por 20 millones de dólares se debía a que "probablemente a un militar le parecería extrañísimo" y que por eso se negaba a aceptar la derrota.

GUINEA ECUATORIAL. Otro de los puntos que se trató fue la localización del rodaje. Calvo comentó que en un primer momento habían pensado en rodar en Filipinas, pero el riesgo de que un tifón derribara los decorados había echado para atrás al equipo. En este aspecto, señaló que en España no podían encontrar un entorno en donde representar una selva virgen y que "de pronto surgió la posibilidad de Guinea Ecuatorial, y allí rodamos, en una playa virgen que es un paraíso natural".

Durante su estancia en el país africano, Calvo señaló lo complicado de la grabación debido a la falta de medios técnicos. El director apuntó que para hacer frente a la falta de luz eléctrica habían tenido que hacerse con grupos electrógenos de obra y que en un momento de la grabación, estos habían empezado a arder y había tenido que pararse el rodaje.

De las anécdotas ocurridas en Guinea Ecuatorial, Calvo señaló que su largometraje había sido "la primera peli que se rodó allí", y que incluso había ido la ministra de Cultura al set de rodaje.

En cuanto a otras localizaciones, el director de cine indicó que el equipo se había desplazado a Santa Cruz de Tenerife, ya que en la ciudad canaria había un barco del siglo XIX y que era "del mismo tipo que se usaba en Filipinas", por lo que la escena del barco se había rodado allí. Y que en cuanto a la iglesia de Baler, Calvo señaló que el equipo artístico había construido una réplica de la original. Con respecto a la fotografía, el director señaló que la película empezaba con planos abiertos y que luego se habían cerrado para dar "sensación de asfixia" y que los espectadores estuvieran "tan agobiados como los personajes".

Otro de los puntos por los que se preguntó fue el coste de la producción. Calvo lo cifró en "seis millones de euros" e indicó que para ser un filme español era mucho, ya que "una película normal cuesta tres millones o cuatro".

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