La guerra del burkini llega al Concello de Vilalba

Dos jóvenes musulmanas interpusieron una queja en el Ayuntamiento, a través de la asociación Bonhomía, al negárseles el acceso al parque acuático con "mallas, camiseta y gorro"
Parque acuático de Vilalba
photo_camera Parque acuático de Vilalba

El verano pasado la polémica por el uso del burkini, el traje de baño especialmente diseñado para mujeres musulmanas que solo deja al descubierto la cara, las manos y los pies, saltó en Francia. Este año, la guerra por si la indumentaria es apta o no para los chapuzones estivales llegó a la provincia de Lugo.

Dos jóvenes musulmanas, de 18 y 19 años y residentes en Lugo, interpusieron una queja en el Concello de Vilalba, a través de la asociación Bonhomía, al negárseles el acceso al parque acuático de A Magdalena con "mallas, camiseta y gorro de natación". "Mis hermanos ya habían ido varias veces y mi amiga y yo era la primera vez que íbamos. No sé si fue mala intención o no, pero no pudimos entrar", explica al otro lado del teléfono una joven musulmana que prefiere no hacer público su nombre.

Se desplazó a la capital chairega con su familia, de origen marroquí -su madre, su tía, dos hermanos, dos primos pequeños y una amiga, española y también musulmana-. Pero su excursión no acabó como tenían previsto. "Hay que entrar a las instalaciones ya en bañador, que no lo sabíamos, y cuando íbamos a pagar nos dijeron que teníamos que ir a los vestidores y los niños entraron. Le explicamos a la chica que vende las entradas que nos íbamos a bañar con mallas, camiseta y gorro de natación. Yo me las compré para nadar, y a lo mejor no son las adecuadas, pero las de mi amiga sí, que son de neopreno, pero ya nos nos dejaron ni enseñarlas. No tuvimos opción a cambiarnos. Nos dijeron que el acceso estaba prohibido con ropa de calle, que nos teníamos que poner por lo menos un pantalón corto", relata la joven. "No puedo ni quiero. Llevo siempre velo y por querer bañarme no tengo que sacarme la ropa toda", añade.

"Me quedé flipando. No me parece bien. Me baño así en la playa -suele ir a Barreiros- y nunca tuve problema. La gente mira, pero me da igual", dice, y explica que se pusieron en contacto con la asociación Bonhomía de Lugo y esta interpuso la queja.

"Nos gustaría que no se volviera a repetir con más gente lo mismo que nos pasó a nosotras", dice. "Sientes rechazo, ves a los demás que sí se pueden bañar y tú no, y no hace gracia", apunta. "Lo único que queremos es libertad para poder bañarnos", añade.

El gerente de la empresa que gestiona las instalaciones, de titularidad municipal, explica que lo que le transmitieron a él los socorristas es que querían acceder a la piscina con ropa de calle. "Y eso no está permitido, por higiene y por seguridad", dice, al tiempo que asegura que no era propiamente un burkini, o al menos, no uno de neopreno.

"Hay una normativa que llevamos aplicando desde hace muchos años, que para acceder es obligatoria una ducha y entrar con bañador", explica Jesús Somoza. "Los socorristas entendían que no era la vestimenta ideal, no lo vi pero confío en los trabajadores, que llevan muchos años", dice el gerente, y asegura que no es un problema de racismo.

"Hay muchas mujeres de etnia gitana que se bañan con bañador por la rodilla y camiseta de neopreno. Es por seguridad, no hay ideologías ni religiones en estas normas", dice, y explica que hay toboganes en los que la ropa se puede enganchar y "provocar algún tipo de accidente".

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