La fórmula secreta para llegar a los 102 años

La lucense Lola Castedo está este viernes de cumpleaños, "cun burato sempre para o bocadillo de touciño"

"OS ANOS están enriba", asume sin problemas Lola Castedo, una vecina de Barreiro (Sanfiz) que el día 22 llegará a los 102 años. Dice que "o secreto é a cena", con una rutina que repite "case a diario" y que consiste en "un bocadillo de touciño" para el que siempre encuentra "un burato" y un "case nada de viño rebaixado con auga".

A esa fórmula es incuestionable que le acompaña la genética porque Lola aún conserva dos hermanas de 95 y 96 años que, al igual que ella, "razonan perfectamente", según subrayan orgullosas sus familiares, entre los que se encuentran sus dos hijas que siempre vivieron con ella y que constituyen uno de sus principales apoyos.

Lola Castedo señala que se encuentra "perfectamente, no estado de comprender todo" y, con tranquilidad, dice que "aos 102 chégase ben, día tras día, porque cando te dás conta xa pasou o tempo". Después de una vida consagrada a las tareas del campo, no las abandonó hasta que el año pasado rompió la clavícula. Hasta ese momento "seguía coma antes, na terra cun sachiño que me valía tamén de bastón". "Estiven sempre axudando coa terra: acababa por un lado e tiña que empezar polo outro", recuerda sin grandes esfuerzos.

Desde el punto de vista de la salud, Lola no tuvo grandes achaques más allá de una rotura de clavícula "o 6 de agosto de 2016", señala con precisión, y de una caída de un carro de la que presume que "quedei de marabilla", con una faja ortopédica como una secuela desde 1978. Así, solo acompaña su dieta de fármacos contra la hipertensión y de un protector de estómago.

SU DEBILIDAD. Entre la familia de esta centenaria, que se quedó viuda hace justo ahora media vida (a los 51) se hallan dos hijas, tres nietos, tres bisnietos y una tataranieta, su debilidad. Con cinco años y casi 100 de diferencia, Noemí le sirve a Lola "dunha compañía moi grande". Así, no oculta que la pequeña le provoca "moita felicidade" y dice que "o día que non vén bótoa de menos". Con todo, reconoce que desde que perdió la movilidad "a pequena escápaseme porque logo está aquí como está aló".

Con la perspectiva que dan los 102 años que tiene en puertas, a Lola Castedo le cuesta quedarse con un único momento de su vida. Dice que tuvo "moitas novidades e case todas foron boas". Además, recuerda que en el momento de rebasar la frontera del centenario recibió la visita de la alcaldesa, de la que opinó que "éche unha rapaza ben agradable".

Probablemente entre las cosas de las que más orgullosa se siente está su familia, que planea celebrar como se merece esta ocasión el próximo sábado en su casa, con una pulpada, "xa que non pode ir ás casetas".

A buen seguro que tampoco faltará el tocino, esa fórmula secreta que Lola de Barreiro invoca para seguir sumando velas a su larga existencia.

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