Vecinos de Abella: "Somos el centro del olvido. Esto cada vez está peor"

Vecinos del barrio de Abella critican los vertederos incontrolados, la falta de luz y de aceras y la maleza que invade varias calles
Solar vertedero en la parte de atrás del centro comercial
photo_camera Solar vertedero en la parte de atrás del centro comercial

De tanto esperar, los hay que se hacen ya conformistas y por reclamar, no reclaman nada. Sin embargo, todos ellos coincidían a la hora de exponer los problemas más acuciantes que afectan al barrio de Abella y por los que llevan años esperando una solución: los vertederos incontrolados en solares semiabandonados, la falta de aceras y de alumbrado y la maleza que crece sin control e invade algunas de las calles -corredoiras asfaltadas- que proliferan por la zona. Uno de los vecinos resumió esta situación con una frase lapidaria: "Somos el centro del olvido. Esto cada vez está peor".

Quienes lo rodean y comparten con él barra en uno de los pocos bares que hay al final de Lamas de Prado, asienten y respaldan esta idea. Uno de ellos es Juan, un vecino que lleva ya 60 años en el barrio, a donde llegó tras casarse allí. En estas seis décadas, vio muchos cambios en la zona, que pasó de ser un sitio totalmente agrícola -aún hoy lo es, ya que hay cantidad de solares cultivados y otros a monte- a ver cómo, poco a poco, se iba poblando cada vez más a la sombra de una de las industrias que crearon más empleo en Lugo: la cárnica Abella. "Cando eu cheguei aquí, hai 60 anos, non había nada nesta zona. Nada. Só había prados e fincas. Non había nin casas. É máis: a rúa era de terra", recuerda.

El sitio comenzó a poblarse y se fue uniendo a la ciudad pero, en los últimos años -quizá ya décadas- no dejó de estar situado donde todavía está: en las afueras.

Los residentes se quejan de que hubo pocos avances urbanísticos en los últimos años, pese a la apertura del centro comercial

ACCESOS. La falta de urbanización en varias calles -que se traduce en la escasez de aceras- denota a las claras lo que los vecinos critican.


"Aquí hai moito abandono. Para empezar, podemos dicir que hai unha rúa, Flor de Lirio, que está toda chea de maleza e silvas, o que supón un perigo para o tráfico. Despois, pódese dicir que hai sitios onde aínda non se fixeron beirarrúas e non hai trazas de que se fagan. Isto pasa, por exemplo, na rúa que comunica Lamas de Prado co centro comercial Abella. Unha rúa de moito tránsito, pero sen accesos para os peóns. E outras cousas que ben se ven son o lixo e os cascotes que invaden o solar onde estaba a Abella e que está xusto detrás do centro comercial. Aí sempre houbo lixo e ségueo habendo, pero tamén hai algún outro solar nese mesmo estado por aquí cerca", explica Juan.

Si malo es el acceso para los peatones desde Lamas de Prado hacia el centro comercial, tampoco es nada bueno -por no decir, incluso, que es nulo- el acceso desde el final de esa misma calle, donde desemboca Flor de Lirio, al centro comercial. Un acceso solo viable atravesando un solar abandonado utilizado como aparcamiento.

En Flor de Lirio, hay, por otra parte, más coches de los que permite la estrechez de la calle. Es imposible el paso de dos vehículos a la vez sin apartarse hacia alguna entrada que hay en los laterales. Pese a ello, el paso de vehículos es bastante frecuente. Al fin y al cabo, comunica A Milagrosa y A Piringalla con Abella de una forma rápida, sin ir a Camiño Real.

Sara tiene 73 años y, prácticamente, vivió siempre en la Abella. Con 6 años, se vino a la capital desde San Vicente do Burgo. En este barrio, su padre hizo una casa y se quedó para siempre. "Fixéronse moitas casas desde que chegamos pero agora hai moitas pechadas", afirma, con cierta pena.

Otra vecina se acerca y expone un problema que ella sufre constantemente pese a tener enfrente a Fenosa. "Non hai luz na rúa. Isto está moi escuro. Ben deitamos de que vivimos enfrente de Fenosa e aproveitamos a luz dos focos da central para ver algo", comenta.

Su caso no es generalizado pero sí le afecta a ella y a otros vecinos de la misma calle, la rúa Lumbrigante. "Somos afortunados. Vivimos nun sitio onde temos marisco todo o ano!", dice, echando mano todavía de su buen humor.

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