Aumentan los actos vandálicos contra la muralla

La puerta 11 de la muralla

Frente al edificio de Obras Públicas existe un hueco de origen romano cuyo acceso, de menos de dos metros de altura y uno de ancho, está protegido por una pequeña entrada de madera que custodió durante varias décadas un transformador eléctrico

Seguramente la reducción de la velocidad a la que pueden circular los vehículos por la ronda haya sido el pretexto perfecto para que más de un conductor se haya percatado de la existencia de la undécima puerta de la muralla, aunque sea de unas dimensiones mucho más reducidas a las de las más conocidas.

Casi frente a la entrada a la rúa Ourense, en el lienzo situado a la derecha del cubo VII, se aprecia una entrada de madera cuya historia se remonta a la construcción original del monumento, que finalizó hace más de 1.700 años. Según explica José Ignacio López de Rego, director de la restauración de la muralla, una de las hipótesis con las que trabajan es que este espacio probablemente se ha usado en época romana con fines militares como un cuerpo de guardia, al estilo del que se ha rehabilitado recientemente en las inmediaciones de Porta Miñá.

De lo que hay certeza es que, transcurrido el ecuador del siglo pasado, una empresa eléctrica habría recurrido a este hueco para instalar un transformador que abastecía de energía al casco histórico. Sin embargo, esta utilización no fue duradera ya que, aunque se calcula que funcionó a partir de la década de los 60 o los 70, las cesiones de espacio para estos fines se redujeron hasta tal punto de que en la actualidad ya no existe ninguna autorización. Tal como explica López de Rego, "se hizo una labor sistemática de colaboración entre las administraciones y las compañías eléctricas para retirar los transformadores que había en huecos de la muralla originales o en otros que se habían excavado ex profeso".

De hecho, hoy en día tras esa puerta de madera no se aprecian más que los restos de lo que un día pudo albergar este aparato, que hace al menos un par de décadas que dejó de estar operativo. Solo los anclajes del cuadro y los espacios de ventilación de un entorno que probablemente no supere los 10 metros cuadrados permiten intuir que hubo en este entorno, al que se accede tras atravesar un pequeño túnel.

RECUPERACIÓN. En todo caso, la singularidad de esta puerta, además de ser la única que existe en el exterior del monumento (por dentro sí hay más aunque hayan sido tapiadas o cerradas), consiste en que en su parte posterior -el acceso al hueco desde la parte interior- incluye un arco tapiado que los investigadores trabajan para saber si es romano o posterior, de época medieval. Según confirma el director de la restauración de la muralla, "es una situación singular que la Consellería de Educación ya tiene prevista y sobre la que estamos trabajando para redactar un proyecto con el que darle una configuración final". En el marco de esos trabajos, además de atender al hueco que albergó el transformador, también se ocuparán de la escalera del interior del cubo VII, que presenta "problemas de empujes y defectos originales que hemos detectado y a los que queremos darles solución antes de que se produzca cualquier tipo de colapso".

Las prospecciones iniciales que ya se han llevado a cabo en el interior del cubo, con "pequeñas catas" para analizarlo y con estudios de morteros, muestran el interés por recuperar un espacio para el que, por el momento, López de Rego no se aventura a proponer ninguna alternativa de futuro.

Los técnicos no descartan que incluso pueda existir alguna puerta oculta que atraviesa la muralla a lo largo del monumento, si bien este experto, que acumula casi cuatro décadas de estudio profundo de la construcción romana, se afana en puntualizar que, por el momento, no es más que "una hipótesis de trabajo".

MÁS TRANSFORMADORES. Esta puerta exterior junto al cubo VII no es el único entorno que, en algún momento, albergó un transformador eléctrico en el corazón de la muralla. También hubo uno, "hoy tapiado", en San Pedro, otro en la puerta de A Estación, otro en O Cantiño, en Bispo Odoario o al lado de Porta Miñá, entre otras localizaciones.

Quién sabe si algún día el entorno que rodea a este acceso será íntegramente peatonal, como vienen reclamando diversos colectivos y formaciones políticas, como el BNG. López de Rego señala que "lógicamente" el tráfico rodado tiene impacto sobre el monumento desde el punto de vista de la polución y de las vibraciones. Por eso se muestra convencido de que "a medio plazo, una vez que se hayan dado todas las alternativas oportunas para garantizar la circulación, la lógica dice que el tráfico debería tener los días contados".

Mientras tanto, la muralla seguirá albergando secretos y pasadizos como este o como los tambores de columna que se han utilizado para rellenar el lienzo donde se encuentra esta puerta ya que el monumento, dice López de Rego, está lleno de "elementos reaprovechados". Incluso por las eléctricas, aunque hoy sea ya historia.

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