La capital lucense está estos días doblemente fortificada: por su muralla romana, para deslumbrar a los turistas, y por la presencia policial, para disuadir a los delincuentes y dar sensación de seguridad a los que acuden a disfrutar de las mejores patronales del otoño en Galicia.
El recinto ferial y las calles del centro de la ciudad registran un amplio dispositivo de vigilancia, que aún se incrementará este fin de semana, el de mayor afluencia de las fiestas.
A las dotaciones locales de seguridad ciudadana, del grupo operativo de respuesta y de la policía judicial, se suman los agentes de la unidades de prevención y reacción (UPR) desplazados desde A Coruña y Santiago de Compostela, que se relevarán.
El dispositivo se completa con una dotación de la Policía Autonómica y los agentes desplegados por la Policía Local. También está prevista una unidad de guías caninos de la Policía Nacional, desplazada desde la capital herculina.
A estos medios humanos hay que sumar durante este fin de semana un Equipo de Respuesta Policial (Erpol) de la Policía Autonómica. Las miradas están puestas en frenar a los carteristas y el trapicheo de drogas, entre otros.
El desafío soberanista catalán no le ha pasado en principio factura al San Froilán, como se auguraba.
Lugo, una ciudad segura
Estos días se aprecia una fuerte presencia policial en el ferial y en las calles del centro