"La gente se hizo más casa de la que podía pagar y no pudo acabarla"

Cuentas creadas por él como Canibalismo Urbanístico o Maltrato da paisaxe son referencias en la lucha contra el feísmo en Galicia. arquitecto de patrimonio de Rianxo. carlos Fernández coto es además interlocutor preferente con la Xunta sobre este problema
Carlos Henrique Fernández Coto
photo_camera Carlos Henrique Fernández Coto

ARQUITECTO DE PATRIMONIO de Rianxo y activista destacado en contra de la degradación urbanística gallega, Carlos Fernández Coto no da por perdida la batalla, y lidera acciones tanto formativas como informativas. Aún así, reconoce que la solución al problema del feísmo no es fácil y dista mucho de estar cerca.

¿Cómo ve la aplicación de la norma de la Lei do Solo contra el feísmo?

Se está empezando a hacer en algunos sitios. En Rianxo, por ejemplo, lo estamos haciendo, pero en una fase previa. Lo que hacemos es ir primero a hablar con los propietarios por las buenas, se les ofrece la posibilidad de subvenciones, se les informa sobre ayudas, se les ayuda. Así hemos conseguido ya que tres propietarios arreglen sus casas. Pero Rianxo, con 12.000 habitantes, tiene arquitecto de Patrimonio, arquitecto municipal, aparejador y equipo técnico, eso depende de lo que cada ayuntamiento quiera dedicar de su presupuesto a esto.

¿Cuál cree que es origen del problema y por qué no funcionan las soluciones planteadas?

Una cosa es por qué no funcionó, otra por qué no va a funcionar y otra cómo se puede solucionar. No funcionó por varios motivos. Uno de ellos es que la gente se hizo más casa de la que podía pagarse y no pudo acabarla. Y no tiene nada que ver con la crisis, porque hay casas que llevan así 35 o 40 años, han pasado por ellas cuatro o cinco crisis y la casas siguen sin acabar. ¿Cómo hicieron en Asturias, no hubo crisis allí, o en Cantabria? No, es algo estructural de Galicia, porque la gente hizo casas más grandes de lo que necesitaba y no puede acabarlas. Además, nunca hubo una disciplina urbanística. Una de las medidas que yo propuse a Feijóo, y que no se aplicaron, es que al darte la licencia municipal te exijan un seguro que le garantice al ayuntamiento que vas a acabar la casa. Algunos concellos, como A Estrada, exigen un aval bancario.

¿Y cómo se soluciona lo anterior?

Tiene que haber un plan global de la Xunta y con una fuerte inversión. Y no creo que estemos hablando de una locura, porque hay cantidad de subvenciones, se trata de reconducirlas.

¿Qué otros problemas destacan, aparte de las casa sin acabar?

Allí donde vas, por ejemplo, ves que las casitas pequeñas de toda la vida, las de bajo y uno, tienen al lado otras que se han convertido en bajo más tres o más cuatro. Están acabadas, pero sigue siendo feísmo, porque no era necesario llegar a ese punto. Eso en Francia o en otros sitios no lo hacen. Nos hemos encontrado con que Galicia en un momento comenzó a crecer con unas normas genéricas, sin planes urbanísticos, pero encima cuando llegaron los planes fue peor, porque como ya estaban las casas de bajo y cuatro, pues todos querían hacer así para tener lo mismo que el vecino. Eso igual no estaba mal si todas fueran así, pero es que vas a cualquier pueblo y ves de todas las alturas. Y lo que produce es que mentalmente el propietario de una casa más baja piensa: no voy a invertir en conservarla porque algún día pondré bajo y cuatro, con lo cual se abandona lo viejo en mitad de lo nuevo. Cuando en realidad hemos de pensar que todos los concellos están perdiendo población, no necesitan tantos pisos. Es también la consecuencia de que muchos piensen que se va a vivir del turismo y estemos abandonando el sector primario: ¿Qué turismo vamos a tener, quién va a venir si no mantenemos nuestros productos del sector primario, qué les vamos a enseñar además de Santiago y cuatro cosas más? Vas a la Bretaña francesa, que es el país que más se parece a Galicia, y nos ves animaladas de esas.

Supongo que será porque allí hubo planificación urbanística y educación de la sociedad...

Efectivamente, pero no fue necesario hacer tanta planificación porque a la gente ya no se le ocurría hacerlo de otro modo. La planificación se necesitaría para los nuevos barrios, la mejor planificación muchas veces es dejar las cosas como están.

Pero la rehabilitación también parece que se ha convertido en otra puerta al feísmo en Galicia.

Sí. En otros lugares, como Bretaña, no dejan que intervenga un constructor cualquiera en una casa tradicional, tienen que tener una formación constante y una certificación. Igual que pasa en Santiago de Compostela. Y con los arquitectos pasa lo mismo, la mayoría no tienen formación específica en rehabilitación, así que te están metiendo placas de hormigón en casas tradicionales, cuando en realidad se tiene que usar madera, como se hace en Asturias o en Cantabria. Aquí por ejemplo sí se ha hecho eso bien en muchas casas de turismo rural, porque estaban tuteladas por la Xunta. El hormigón y la casa tradicional están reñidos.

¿Qué debemos considerar feísmo y qué paisaje, sobre todo porque muchos de nosotros queremos juzgar con nuestros ojos de turistas lo que para otros es su casa y su vida pegada a su trabajo?

Hay un paisaje natural y un paisaje construido. Antiguamente las cancelas eran de madera, y ahora ves casas que usan hasta somieres. Entre el somier y la cancela de madera hay más cosas, el somier tiene que estar en un punto de reciclaje, no en la finca. Es cierto que hay muchos urbanitas que quieren ir al campo y verlo todo como estaba hace cincuenta años. Eso no puede ser, pero tampoco tiene porqué estar en un estado desastroso. Hacer ahora un galpón de piedra igual no tiene mucho sentido, pero se puede hacer el galpón de bloques, recebado y con un color acorde con el paisaje.

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