Balones que sacan de quicio en la capital lucense

Quejas por los golpes que dan los niños jugando en la calle ► A una joven la mandaron de un sitio a otro sin sentido para hacer un carné
Parque infantil del Campo Castelo
photo_camera Parque infantil del Campo Castelo

Hay lucenses que viven esquivando balonazos. Faltan espacios acondicionados para que los niños jueguen al fútbol, así que lo hacen en cualquier lugar y la consecuencia son vecinos cabreados.

Ese malestar ha llegado ya a la comisión de quejas del Concello, donde una madre que suele acudir con sus hijos pequeños al parque infantil del Campo Castelo denunció la presencia habitual de niños jugando con balones de cuero, con los que pueden herir a niños más pequeños o personas mayores.

La mujer se quejó a finales de septiembre de un episodio protagonizado por un niño que hizo oídos sordos a sus advertencias para que no jugara con el balón en el parque infantil. El niño siguió pegando balonazos y acabó alcanzando a la mujer. La golpeó en la cara y le tiró las gafas al suelo. Y todo mientras la abuela del pequeño ignoraba las recriminaciones.

Pero lo del Campo Castelo no es un problema puntual o limitado a una zona de la ciudad. En la Ronda do Carme, por ejemplo, también se quejan de que los niños juegan al fútbol en la plazoleta que hay delante del Mercadona, con el consiguiente riesgo para quienes se mueven por esa zona, especialmente si son personas mayores o con problemas de movilidad.

Allí, los vecinos reclaman que se aproveche un terreno que hay enfrente, junto a los columpios, para hacer un espacio para jugar al fútbol y al baloncesto. Ahora ese terreno solo se usa para que alguna gente lleve a los perros, así que sus condiciones higiénicas dejan bastante que desear, dicen.

VUELVA USTED MAÑANA. Otra queja ciudadana evidencia que en Lugo hay ciudadanos que se sienten víctimas de una administración como la que retrató Larra en Vuelva usted mañana. Así, una lucense relata el absurdo peregrinaje que tuvo que hacer su hermana para hacerse el carnet de estudiante y la tarjeta ciudadana.

La joven acudió a la casa consistorial a informarse y allí le dijeron que fuera al Seminario. Una vez allí, le dicen que vaya a un colegio próximo y después que se dirija a la Policía. Después de ir a dos sedes de cuerpos policiales en Lugo, le dicen que debe ir a la Xunta, desde donde la vuelven a mandar al Concello. De vuelta al Ayuntamiento, le vuelven a decir que allí no es y la mandan a otro edificio público que hay cerca. Al final el lío lo resolvió el 010. Pero la denunciante recalca que en el Concello ni siquiera ese número de información les facilitaron.

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