La abadía de Samos tiene catalogados hasta la fecha más de 200 pergaminos

Alumnos de la Universidade de Santiago de Compostela (USC) catalogaron más de 200 pergaminos del monasterio de Samos dentro de un convenio firmado entre la entidad educativa y la comunidad benedictina para inventariar los documentos existentes en la biblioteca de la abadía.

El proyecto arrancó en 2010 y tiene una duración de cuatro años prorrogables. Durante este año, cinco jóvenes realizan sus prácticas en el cenobio catalogando los archivos. Dos estudiantes del máster de Servicios Culturales de la facultad de Humanidades del campus de Lugo, Antón Pintor y Paula Fraga, participaron en la primera tanda, de 15 días de duración y 80 horas. Por su parte, otros tres alumnos de Historia del Arte trabajarán en la abadía otras 450 horas, desde el 4 de julio al 30 de septiembre.

Los estudiantes elaboran fichas con las características de cada documento -número, descripción del pergamino y de su contenido y el estado de conservación-. Además, colocan los textos en ‘planeros’ con papel de seda y cajetines de sales para protegerlos.

Por ahora se desconoce el número exacto de pergaminos que puede albergar la abadía. Entre los descubiertos se encuentran documentos con más de mil años de antigüedad y bulas papales o privilegios. Según explicaron los estudiantes y la coordinadora y tutora de las prácticas, Carolina Casal, los pergaminos están en «moi bo estado». Algunos incluso conservan los hilos originales con que se ataban y los sellos.

También se documentaron cartas manuscritas de los padres Feijoo y Sarmiento, que ya se encuentran en la base de datos al ser «moi interesantes para a cultura galega», apunta Casal.

Incunables

En la biblioteca existen once incunables, es decir, los primeros libros de la imprenta de Gutenberg, que datan de finales del siglo XV o principios del XVI. Estos documentos son tan singulares porque para elaborarlos se debían colocar una por una las letras que conforman el texto. Entre estos incunables destaca, por ejemplo, ‘Tusculanae Disputationes’ de Cicerón, realizado en 1491 en Venecia, pues se trata del único existente en España y sólo se conservan unos pocos ejemplares, que están en Nueva York o en Cambridge.

Entre los manuscritos figuran documentos procedentes de otros monasterios, como de San Vicente do Pino, Celanova o Poio.

Los estudiantes, que pernoctan en la abadía, están admirados por la gran cantidad de textos que existen en el cenobio, pese a que a lo largo de los siglos sufrió la desamortización de 1835 e incendios, el último en el año 1951. Para los universitarios, tener en sus manos estos manuscritos «orixinais» es una experiencia «única». Tanto Paula Fraga como Antón Pintor apostaron por realizar prácticas en la abadía porque, dicen, generalmente no se puede trabajar con este tipo de documentos. «Sentímonos moi ben acollidos e cun trato moi cercano por parte da comunidade», subrayan.

Historia

Los jóvenes se mostraron «sorprendidos» por lo que albergan los documentos de la época medieval, «que era florecente, chea de vida». «Os cidadáns interviñan na vida. E a paridade de sexos tiña uns niveis que nunca imaxinamos. As mulleres tiñan posibilidade de vender fincas, herdar...», comentan. Asimismo, confiesan estar asombrados por el papel que se otorga en la historia al monarca Alfonso X El Sabio y lo que encontraron en los manuscritos. «É o primeiro rei españolista, el foxe de Galicia, non lle gustaba», explican.

Los estudiantes comenzaron inventariando los pergaminos porque para trabajar con libros se necesitaría un grupo más numeroso de estudiantes, para moverlos.

Se cree que sólo en la biblioteca principal puede haber unos 75.000 libros. «Está a historia nas nosas mans. Esperamos que podan chegar a ver os documentos os nosos descendentes nas mesmas condicións que se encontran agora», manifiestan.

Este trabajo permite conocer el estado de los documentos y si es necesaria su restauración. La catalogación facilitará la labor a futuros estudiosos que busquen investigar el monasterio y conocer el edificio. Además, los fondos pasarán a formar parte de la colección permanente del museo.

ANTECEDENTES
El padre Maximino inició el inventario de los fondos

Los estudiantes de la Universidade de Santiago de Compostela continúan con este convenio el trabajo iniciado por el padre Maximino, quien fue durante años archivero y bibliotecario del cenobio.

El monje, fallecido en 1992, comenzó la documentación de los fondos. Este religioso también se encargó de llevar a Samos microfilmados y fotocopiados documentos relacionados con el monasterio que se encontraban en el archivo madrileño.

Además, localizó otros ejemplares existentes de los incunables que se encuentran en Samos, como ‘Tusculanae disputationes’, para conocer mejor la relevancia del documento. Todavía hoy en muchos de estos libros se encuentran folios con sus anotaciones y correspondencia que mantuvo con responsables de otras bibliotecas.

Restauración

El padre Maximino se preocupó también de la conservación de los documentos y se encargó de enviar a restaurar los más dañados.

Con esta labor continúa ahora la comunidad, encabezada por su prior, José Luis Vélez, quien agradeció a la USC y a los estudiantes el trabajo que llevan a cabo en la biblioteca.

Comentarios