''En España no se conoce la danza''

Público asistente a la clase de Corella. XESÚS PONTE
photo_camera Público asistente a la clase de Corella. XESÚS PONTE

Ángel Corella permitió ayer que su estancia en Lugo catapultase la programación de danza que preparó la Concellería de Cultura. El bailarín impartió una lección magistral, en el auditorio Gustavo Freire, a los estudiantes del conservatorio de danza.

El anuncio de Cultura se quedó en la constatación de que la danza tendrá una atención concreta en la hoja de ruta del departamento y en un tímido aviso de una semana dedicada a este arte a finales de abril. El edil Antón Bao pareció reservar los contenidos de ese programa para una ruedas de prensa en la que los periodistas estén más atentos a su discurso que a la presencia de una de las principales estrellas internacionales de la danza clásica.

Corella aprovechó su comparecencia para expresarse a favor de su profesión del mismo modo flexible y erguido que caracteriza su caminar. El bailarín parece tener sus amores bien administrados entre la danza y sí mismo, y estuvo explicando con una locuacidad amable y salpimentada de ironías la experiencia que había ido adquiriendo en sus 16 años como protagonista sobresaliente en los montajes del Metropolitan neoyorquino.

Además de encabezar uno de los carteles más prestigiosos del arte de flotar sobre un escenario al ritmo de la música, Corella recordó que había bailado con las agrupaciones más prestigiosas desde la Costa Oeste estadounidense hasta Japón con una parada en, nada menos, el Bolshoi de Moscú.

Unas gotas de ese acervo fue lo que salpicó durante hora y media a alumnos, profesores y aficionados que pudieron asistir a la lección de un experto que habla con la sabiduría de un maestro a sus 36 años.

Después de anunciar que su enseñanza consistiría en un recorrido veloz a base de apuntes generales por los diferentes países y estilos, dio la vuelta al mundo en cinco frases tomando aire solamente una vez.

«La forma de bailar rusa es muy estética en el movimiento de los brazos; la danesa, se preocupa de batir las piernas en el aire como si no pesasen, y en América importa la velocidad del movimiento». El mapamundi del baile clásico concluyó con «los cubanos y españoles, que se preocupan de la fuerza del giro en el salto, y Francia, donde lo importante es la elegancia».

Ese repertorio variado le sirvió de base sobre la que erigir un discurso en el que remarcó la fuerte exigencia física de la danza, su masculinidad y el peso ganado por los hombres en este arte en los últimos años. «Un bailarín no es alguien que viste unas zapatillas y un tutú rosas», llegó a bromear.

Desconocimiento

Corella se quejó de que «en España no se conoce la danza», sin descuidar la máxima de cadena comercial de que el cliente siempre tiene la razón. El principal motivo de esa carencia es que «hasta hace poco no tuvimos Compañía Nacional de Danza Clásica», es decir, no había referentes ni oportunidades para trabajar.

En consecuencia, «los bailarines que querían ser profesionales tenían que marcharse al extranjero al completar su formación». Él hace un censo informal que identifica a unos 300 españoles en el extranjero, como le ocurrió a él cuando tenía 19 años.

El artista alabó la labor de conservatorios como el lucense, que dirige Isabel Méndez. Afirmó «que hacen comprender a los chicos y chicas que la danza es más que un hobby, que puede ser una profesión y una forma de vida porque estar más de diez horas diarias saltando y levantando mujeres, si eres un hombre, o de puntillas, si eres mujer, requiere un esfuerzo y una disciplina».

Corella recuerda que su triunfo en Estados Unidos le hacía «sentir orgulloso, pero también frustrado por no poder bailar en España». Además de quejarse, creó el Corella Ballet, que ejerce ese papel de acogida dentro de sus posibilidades desde hace cuatro años y con el que anda de gira por Galicia -hoy y mañana en Vigo y el lunes y martes, en Pontevedra-.

El programa que está ofreciendo combina el ballet clásiso ‘Reimonda’, la producción moderna‘Para cuatro’, el flamenco con aires de música clásica de ‘Soleá’ y «una canción de la Electric Light Orchestra que aparece en la película ‘Xanadú’». El espectáculo acaba con esa propuesta de Ángel Corella, que reconoce nada ortodoxa, «para que la gente joven sienta que la danza también tiene que ver con ella».

Las ‘master class’ son una parte de las actividades de promoción que Corella realiza entre los estudiantes, que también ha promovido programas específicos para colegios, «a los que asistieron 16.000 niños el año pasado», dice orgulloso. «Al final, les animamos a que pregunten», cuenta, para explicar el avance.

«Al principios nos preguntaban por lo que llevamos debajo de las mallas, ahora se preocupan por el futuro profesional, el sueldo y las oportunidades», comenta este amante de la danza clásica, muy atraído por las antigüedades desde pequeño. Herencia de su madre, que es de Sarria, por cierto.

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