Los okupas desalojan la casa de Rábade tras negociar con el dueño

El grupo okupa que tomó el pasado domingo una casa de Rábade, propiedad de Lisardo Carreira y su mujer, desalojó voluntariamente la vivienda ayer, a las 09.00 horas de la mañana, después de negociar con el dueño a lo largo de la noche del martes. Además, «non houbo roubos nin desperfectos de gravidade na vivenda», explicó Carreira.

Los intrusos forzaron la cerradura del portal en la noche del pasado domingo, y desde entonces, se instalaron en la casa ante la intranquilidad de Carreira -residente en A Coruña, aunque originario de Rábade- y su esposa. Los propietarios decidieron hacer guardia las 24 horas del día ante la puerta del domicilio por miedo a que los okupas hurtasen objetos de valor, ya que la casa está amueblada. «Acabamos de instalar unha cociña nova», señaló el casero.

Carreira intentó convencer en numerosas ocasiones, sin éxito, a los intrusos, que le dijeron que no tenían dónde dormir y que no robarían ni destrozarían nada. «Chegaron incluso a poñer ao alcalde case como avalista», señaló el propietario, «que non os coñecía de nada».

El dueño recurrió a los juzgados el pasado martes, aunque finalmente no hubo que esperar a la orden de desahucio. «O martes á noite houbo un tira e afrouxa, baixaron ás escaleiras e falamos. Ante a posibilidade de que os denunciase acabaron cedendo e chegamos a un acordo», explicó.

«Foi unha saída negociada e so me puxeron unha condición á hora de facer o desaloxo, é que non houbese prensa cando se fosen», añadió, «porque insistiron en que non querían ser fotografiados, querían marchar de forma tranquila».

«Recolleron as súas cousas e fóronse, dicíndome que podía quedar tranquilo, que non ía faltar nada da vivenda e que non quedaría nada roto, e o certo é que así foi», expuso Carreira tras examinar la vivienda y hacer balance.

Asimismo, los okupas «firmaron un documento na presencia da Garda Civil conforme abandoan voluntariamente a casa», por lo que Carreira está «tranquilo».

«É desde logo un grande alivio», prosiguió el dueño de la vivienda, que se alegró de que «non houbese danos na casa, porque habería que denunciar por danos e perxuízos e faría todo o proceso moito máis longo. O que queres é sobre todo que se acabe a incertidume e a preocupación que isto che provoca», expuso.

El propietario mostró su satisfacción por un final «desexado» y porque el conflicto que afectó a su vivienda no se alargó durante más tiempo, algo que suele ocurrir en este tipo de casos, de gran complejidad.

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