Concha Velasco recibe el premio ''más importante'' de su vida

Si hubiera aplausómetros que midieran el cariño de la gente, y más si son compañeros de profesión, Concha Velasco habría batido esta noche un récord; pero tal vez, y como ella misma no se ha cansado de repetir, es así porque se merecía este Goya de Honor, el premio "más importante y deseado" de su vida.

"Este era el premio que me faltaba. Mira que lo deseaba... Le estoy haciendo hueco en mi casa", ha dicho la actriz, cantante y bailarina, Premio Nacional de Teatro (1972) y Medalla de Oro al Mérito en el Trabajo (2008), entre otra veintena de galardones atesorados en más de ochenta películas y una treintena de obras de teatro, por no hablar de sus sonados éxitos crepusculares en la televisión.

Concha Velasco, que no quería "llorar ni emocionarse", pero que no lo pudo evitar después de escuchar una ovación de varios minutos con las gradas de la sala grande de los Teatros del Canal, donde se celebró la gala, puestas en pie, convirtió su discurso de agradecimiento en un divertido monólogo porque le aterraba la idea de aburrir.

Reivindicó, sobre todo, su ilusión por seguir trabajando -"esta humilde cómica está dispuesta a aceptar todos los papeles largos, cortos, de mayor, de pequeña, mudos, hablados: todos", dijo entre las risas del público, y lanzó algunos dardos -cariñosos- y envenenados, como el reproche a Fernando Trueba por contratar a Claudia Cardinale para El artista y la modelo en vez de a ella.

Explicó que le gusta tanto el cine que, de no existir, lo habría inventado ella misma
y que siempre ha perseguido a los directores para que la metieran en sus películas: "desveló" que intentó colarse en el casting de Nobleza baturra (1935) -ella nació en 1939.

"El cine me gusta más que la vida",
comenzó la actriz, para enseguida explicar que es así porque en la vida "no hay elipsis".

"Me hubiera gustado que desde el mes pasado, que me llamó Enrique González Macho (el presidente de la Academia del Cine) para decirme que me daban el Goya, hubiera habido un encadenado muy lento, de 148 fotogramas, hasta este momento, con todos los nominados aquí, detrás de mí. Pero en la vida no hay elipsis", dijo sin perder el humor.

Y es que los nominados a la 27 edición de los Premios Goya 2013 habían ido subiendo al escenario minutos antes y la aguardaron, la mayoría de pie -"los importantes", como dijo Concha, sentados-, en un nuevo formato de la llamada "fiesta de los nominados", que cambió por primera vez la Real Casa de Correos por los Teatros de propiedad autonómica.

González Macho, que agradeció la cesión del espacio a la consejera madrileña de Cultura, Ana Isabel Mariño, también le advirtió de que al año siguiente le pediría "mucho más", y le exigió, para regocijo del público que aplaudió sus palabras, al pedirle más ayudas para el cine español.

Pero a González Macho le pudo enseguida la emoción: "No conozco a nadie que haya dicho nunca nada malo de Concha Velasco", afirmó, después de glosar su generosidad y su calidad humana.

Tras ver un vídeo con algunas de sus imágenes más populares en el cine, Concha Velasco abrazó, besó y acunó su Goya, "el premio más importante de su vida, el más deseado" y, a tenor de los académicos que lo votaron por unanimidad, el más merecido.

"Pero esto no termina aquí. Lo mejor está por llegar", finalizó la actriz a la que sus compañeros de profesión despidieron cantando La chica ye-yé.

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