Los vecinos de Angrois piden no caer en el olvido

Los vecinos de Angrois han agradecido la entrega de la placa de honor de la orden del Mérito Civil a las entidades, asociaciones y organismos oficiales que participaron en las labores de rescate tras el accidente del Alvia en julio y han pedido a los gobernantes que estén con las víctimas.

La entrega de esta distinción, propuesta por el Ministerio de Fomento y aceptada por el de Asuntos Exteriores y Cooperación, dio comienzo en el Auditorio de Galicia con un minuto de silencio y en el apartado de agradecimientos, Xosé Anxo Puga, presidente de la asociación de vecinos del barrio compostelano de Angrois, donde descarriló el tren que cubría la ruta Madrid-Ferrol, se emocionó.

Algo más de tres meses han pasado desde aquel siniestro en el que fallecieron 79 personas y resultaron heridas más de 150, dijo, para hacer hincapié en que detrás del acto de este sábado hay un durísimo percance en el que "ha sufrido muchísima gente" por lo que "les pido a las autoridades que no se queden en el olvido".

Su discurso se ha visto interrumpido de manera momentánea cuando en su rostro brotaron las primeras lágrimas, seguidas de efusivos aplausos por parte de los asistentes que quisieron arroparlo.

Tras Puga, la palabra ha sido para el sevillano Cristóbal González Rabadán, impulsor de la Asociación de Perjudicados por el Accidente Ferroviario del Alvia (Apafas) y uno de los pasajeros de ese convoy.

Ha rememorado su vagón, cómo auxilió a quien pudo, y ha agradecido la labor de todos aquellos que han ayudado.

Él llegó a despedirse de su familia por medio de un 'whatsapp' al creer que su vida llegaba a su término. "Adiós, te quiero", escribió a su mujer y a sus hijos.

Estaba haciendo el Camino, y a él y a un amigo que conoció en la ruta les aconsejaron visitar Santiago en la víspera del 25 de julio, Día de Galicia, por las fiestas del Apóstol.

No lo dudaron. Se subieron en Puebla de Sanabria (Zamora).

Cristóbal tuvo una herida en la cabeza, por las incrustaciones metálicas; daños en sus costillas y, después de ayudar, sintió que perdía la vista.

Finalmente despertó en la policlínica La Rosaleda, en Compostela.

Manuel Veiga, jefe del voluntariado de la Cruz Roja en Lugo, ha sido el tercero y último en tomar la palabra en señal de agradecimiento por esta distinción.

En su caso, ha destacado que "tenemos la convicción de que aportamos todo lo que pudimos para ayudar" y lo "hicimos porque era nuestro deber".

En el emotivo acto, que ha contado con la presencia de los ministros Ana Pastor y José Manuel García Margallo, han sido reconocidas 49 entidades, cuyos representantes luego han posado para una foto de familia.

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