El arquitecto monfortino y ex concejal de Partido Popular Antonio Rodríguez Domínguez fue elegido por unanimidad nuevo delegado de la CEL (Confederación de Empresarios de Lugo) para la zona sur de la provincia en una asamblea celebrada la noche del miércoles en Monforte.
—Antes de hablar de futuro; ¿Por qué ha decidido asumir la delegación de la CEL?
—Fue casi un poco por descarte. Ovidio Pérez, el anterior delegado, quería dejarlo por cuestiones familiares y entre la gente con un poco de experiencia en el tema que llevásemos años vinculados a la CEL había ocho o nueve personas. Algunas de ellas no querían asumir el cargo, así que entre todos se decidió que fuese yo el que diese continuidad al ente porque sería un pena que todo el trabajo que se hizo hasta ahora se quedase parado de repente.
—Habla de descarte. ¿Son poco agradecidos este tipo de trabajos?
—Son trabajos no remunerados que uno tiene que hacer a expensas de robarle tiempo a su familia y a su trabajo real, por ello no siempre hay voluntarios para estos cargos.
—En sus declaraciones tras ser elegido habló de que su labor en la CEL sería continuista.
—Efectivamente. Personalmente creo que la delegación de la Confederación de Empresarios de Lugo con Jesús Sánchez y con Ovidio Pérez dio un cambio radical muy positivo y de ser una mera agrupación con fines empresariales pasó a asumir responsabilidades sociales. Esa labor de reclamación pública e insistencia ante la administración son, en mi opinión, los principales valores que tiene en la actualidad la delegación de la CEL en la Zona Sur. El espíritu reivindicativo pero a la vez conciliador ante las administraciones ha servido para sacar adelante muchos proyectos en Monforte, aunque está claro que queda mucho por hacer.
—¿Qué pasa con Monforte para que haya que luchar tanto para conseguir cualquier cosa? Aquí parece que no llega nada si no se pide.
—Las administraciones siempre le han dado la espalda a esta zona porque es un sitio que no interesa desde un punto de vista político. Tenemos poco peso electoral. Es algo tan sencillo como que no hay habitantes y si no hay gente no hay votos y si no hay votos no interesamos. Por eso, para conseguir cualquier avance hay que sudar mucho y cansarse de esperar.
—Sus declaraciones no invitan al optimismo.
—Tampoco es eso. La CEL ha conseguido muchos compromisos, pero no se puede bajar la guardia y hay que seguir luchando de cerca.
—¿Seguirá la CEL vigilante con el puerto seco?
—Claro. Esa es una de las obligaciones prioritarias, aunque también es uno de los temas que más disgustan a todo el mundo porque se vive una situación de incertidumbre continua. Hubo una victoria moral cuando en el Parlamento se consiguió que se aprobase la consideración de esta obra como estratégica para el desarrollo del interior de Galicia y, sin embargo, ahora llevamos cinco meses esperando a que las consellerías de Política Territorial y Vivenda se pongan de acuerdo y firmen su urbanización. Cosas así son las que requieren el estar ahí y reivindicar los compromisos que se adquirieron con Monforte.
—¿Y el otro gran proyecto, la autovía A-76?
—Ahí hay una situación similar. En octubre del pasado año estaba previsto que Fomento se pronunciase sobre el trazado que seguiría la vía, si por Monforte o por Trives, y todavía no hubo declaración oficial alguna, aparte de los mensajes lanzados en las elecciones. De todas formas, la noticia positiva en este caso es que los ayuntamientos afectados ya han recibido la propuesta con las diferentes alternativas que podría seguir la infraestructuras y todas ellas pasan por Monforte. Eso de una forma u otra no deja de ser una garantía de que finalmente tendremos la A-76.
—¿Cómo va la agenda de delegado? ¿Ya se ha puesto a trabajar o todavía está aterrizando?
—Todavía con los primeros contactos. Por ahora sigo el plan que había previsto y la próxima semana ya será el momento de ponerse a estudiar las próximas acciones y reuniones. Por ahora estoy viendo a la gente y valorando un poco como está todo.
(Foto: Toño Parga)
