Afrontar la muerte de un ser querido es difícil, más aún si a ese trance hay que sumarle trámites burocráticos y negociaciones con la funeraria para poder cumplir el deseo del fallecido, ser enterrado en su tierra natal. Son muchas las familias inmigrantes que se ven en esta situación y tienen que replantearse la repatriación por motivos económicos.
Fue el caso de Gloria Amparo Muñoz, una mujer de nacionalidad colombiana que llegó Lugo hace nueve años y donde residió con su marido y sus hijos. El 5 de agosto del pasado año un linfoma terminó con la vida de su esposo...
