LA COHERENCIA que debería regir el devenir de la economía parece escasear en los últimos tiempos. Solo así se explica que en un país con una de las tasas de fecundidad más bajas de Europa la maternidad esté penalizada socialmente y las trabajadoras con hijos cobren un 5% menos de media que sus compañeras sin descendencia. O que en el mismo cuatrimestre -el último de 2014- en el que España abanderó el crecimiento del empleo en Europa, los salarios se redujeran en Galicia en nueve euros respecto al año anterior. Todo ello en plena senda de la recuperación, con el PIB escalando posiciones -todos los organismos nacionales e internacionales dan por hecho que avanzará por encima del 2% este año- y con exiguas perspectivas de que ese optimismo se traslade a los sueldos. Ajena a la mejoría tantas veces proclamada y esperada, el vicepresidente de la patronal proponía esta semana limitar la subida contemplada en los convenios al 0,5% en 2015. ¿Cómo se recuperará así el consumo? Es el mundo al revés.
