''Non sentimos golpe ningún''

«Non sentín golpe ningún; espertei porque oín unhas voces e logo xa vin luces a través da ventá». Por curioso y casi increíble que pueda resultar, ésta fue la respuesta de José Díaz, dueño del establo contra el que chocó el vehículo en el que viajaban tres jóvenes y perdieron la vida Ana Belén Fernández Nogueira y Antonio Veiga Rodríguez, cuando se le preguntó por la impresión de sentir un impacto tan fuerte contra su casa de madrugada.

Este ganadero vilalbés reconoció que ninguno de los habitantes de su vivienda, en la que el establo está anexo, oyó nada en el momento del brutal impacto que costó la vida de los dos jóvenes lucenses. «Cando vin que había unhas luces parpadeantes e sentía xente falar dicindo algo así como que tiraran por algo xa sospeitei que pasaba algo, así que asomeime pola ventá e xa vin todo», explicó.

José Díaz no imaginaba en un principio ni la gravedad del accidente ni la espectacularidad del mismo. «Cando o vin, pensei que fora que se metera un coche marcha atrás na aira para dar a volta e que se lle fora ata dar co muro o cal, ó ser de bloque, pode caer cun golpe non moi grande», comentó. Sin embargo, los agentes de la Guardia Civil de Tráfico que se personaron en el lugar se encargaron de explicarle por dónde había llegado realmente aquel Renault Clío hasta la pared de su vivienda.

El suceso corrió como la pólvora por la parroquia y muchos vecinos acudieron a la vivienda de José Díaz desde primera hora de la mañana para enterarse de lo sucedido. «Para os dous rapaces que morreron foi malo, pero para o que queda é un pau moi duro», afirmaba una de las vecinas de Nete que se acercó al lugar de los hechos.

Para la gran mayoría de ellos, el accidente resultaba difícil de explicar, tanto por la gran cantidad de metros recorridos sin control por el vehículo como por el hecho de que éste pasara por el medio de dos árboles entre los que había muy poca distancia y en los que se apreciaban unos golpes a consecuencia del percance.

José Díaz lo tenía claro al respecto. «Se non chegan a estar os carballos que frearon un pouco o coche, atopábamolo no salón», afirmó. Ahora, está a la espera de que un perito valore los daños sufridos en el establo para proceder a su reparación.

Los vecinos tampoco se explicaban qué fue lo que le pudo pasar al conductor para perder el control del vehículo, ya que el kilómetro 13 de la LU-541 no es un tramo que haya tenido accidentes ni con un trazado difícil. Alguno de los presentes apuntaba la posibilidad de las bajas temperaturas y las heladas producidas esa madrugada como causa del siniestro. «Cando eu saín ás cinco da mañá había 4 grados baixo cero e a estrada estaba moi complicada», comentó.

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