Orozco mantendría el poder pese a que Castiñeira le disputa la mayoría en Lugo

El PSdeG y el PPdeG se juegan en esta última semana de campaña el título de fuerza más votada en el Concello de Lugo, en una batalla en la que la capacidad de movilización de sus electores será básica para romper el empate técnico que refleja la encuesta realizada para El Progreso. Según las conclusiones de dicho sondeo, ambas formaciones obtendrían en este momento en torno a 11 concejales, si bien los populares tendrían esa cifra como techo, mientras que para los socialistas se situaría como suelo. En estas condiciones, el BNG seguiría siendo, pese a perder un concejal, el grupo clave para facilitar la gobernabilidad, bien con apoyos puntuales o bien formando parte del gobierno municipal.

La encuesta realizada por Obradoiro de Socioloxía para El Progreso augura que no se producirá un cambio en la alcaldía, ya que la candidatura liderada por José López Orozco obtendría entre 11 y 12 concejales, que son los que tiene en este momento, pese a perder casi un 2% de sus votantes y quedarse en el 43,4%. Por su parte, Jaime Castiñeira se beneficia del aire de cambio que se anuncia en el resto del país a favor de los populares y sube cuatro puntos en estimación de voto -hasta el 39,4%-, pero este resultado no le alcanza para mayoría absoluta y sumaría 10 u 11 representantes, uno o dos más que en la actualidad. El tercero en discordia, el BNG, parece que consigue controlar su anunciada caída, limitando la pérdida a un 1,8% de los votos y un concejal, con lo que se quedaría con tres, que seguirían siendo decisivos.

Los otros dos contendientes sobre los que se ha preguntado, el Partido Galeguista Demócrata y Esquerda Unida, obtendrían unos resultados residuales que conjuntamente no alcanzan ni el 3% de los votos totales.

Sin embargo, hay que tener en cuenta que la encuesta reconoce un margen de error técnico del 3,89%, prácticamente idéntico a la distancia en estimación de voto que separa a socialistas y populares, por lo que puede hablarse de un empate técnico entre ambos en su pugna por ser la fuerza más votada. Si a este dato se unen otros, como los referentes a los indecisos, los que se decantan por la abstención o a la posibilidad de trasvase de votos, la movilización que ambos partidos consigan potenciar durante la semana que queda de campaña se revela clave para el resultado final. Otro punto a tener en cuenta será la capacidad del PSdeG para atraer los votos de los desencantados con la lista liderada por Antón Bao.

La cocina

Puede llamar la atención que, pese a la igualdad que reflejan los números puros y duros, los técnicos responsables de ‘cocinar’ los datos se inclinen por una horquilla más favorable a Orozco (11-12 concejales) que a Castiñeira (10-11). Sin embargo, la explicación hay que buscarla en las preguntas que se refieren a la valoración de los ciudadanos sobre los candidatos y sobre su labor hasta el momento, respuestas que en todos los casos favorecen al actual regidor municipal.

En este sentido, los resultados del sondeo reflejan escrupulosamente los dos aspectos básicos que marcan unas elecciones como éstas. Por un lado, la bajada generalizada de un PSdeG lastrado por su matriz nacional y su actuación durante la grave crisis económica, que determina una tendencia al alza de los populares en todo el territorio nacional. Pero, por otro, la constatada peculiaridad de unos comicios municipales, en los que la figura del cabeza de cartel adquiere tanta o más importancia que las ideologías políticas.

En el caso específico de Lugo, la estimación de voto señala esa tendencia a la baja de los socialistas -que al desgaste de Zapatero añaden además el propio de sus 12 años de gobierno local- y al alza de los populares. Sin embargo, la figura de José López Orozco emerge de nuevo como el principal activo político de su grupo, mientras que la de Jaime Castiñeira no alcanza el tirón de su rival. Un aspecto que, en el plano general, se constata en la tendencia de voto -intención directa de voto más simpatía-, que otorga al PSdeG un 52,6%, casi ocho puntos más que en las anteriores elecciones; mientras, en el caso del PPdeG refleja una bajada del 3,7%, hasta el 31,8%. El BNG, por su lado, bajaría un 2,2%.

La misma tendencia aparece en la intención directa de voto, es decir, en los datos brutos, aquellos que contabilizan sólo a los electores que declaran sin lugar a preferencias o indecisiones el sentido decidido de su voto: los socialistas lucenses suben casi cuatro puntos respecto a los comicios de 2007, mientras que populares y nacionalistas se anotan bajadas superiores al 3%.

Abstención

Este apartado, el de intención directa de voto, recoge también otra de las que pueden ser las claves para explicar los resultados que el próximo domingo salgan de las urnas, la abstención. Todo parece apuntar a que ésta será mayor en que 2007, cuando alcanzó el 37,1%. En el momento de realizar el sondeo, la suma de los declarados abstencionistas, los que no estaban decididos y los que no contestan rozaba el 41%.

Sin embargo, es en las distancias cortas donde se juegan unas elecciones municipales. Y en ese terreno, los socialistas cuentan con una arma muy poderosa, con el alcalde más conocido y mejor valorado de Galicia, que pese al desgaste propio de doce años de gestión mantiene unos números inmaculados. El atractivo electoral de Orozco es tal que incluso contagia a su actual equipo de gobierno, cuya labor en los últimos cuatro años recibe de los lucenses una nota media de 5,5 puntos, el único aprobado frente a los 4,4 puntos obtenidos por el PP y los 4,1 del BNG en sus labores de oposición.

Por si fuera poco, el PSdeG cuenta con una ventaja añadida en este apartado: la valoración positiva de su labor de gobierno no sólo llega desde sus propios simpatizantes, sino también desde las filas nacionalistas.

Transferencia

En un escenario tan apretado como el que dibuja la encuesta, son detalles de este tipo los que pueden marcar el resultado final. Detalles del tipo de la posibilidad de transferencia de votos de un partido a otro, un apartado en el que el PSdeG parece aprovechar el descontento interno en el BNG por la imposición de la lista por parte de la UPG para compensar la pérdida de sus propios electores.

Así, la más beneficiada del cambio de tendencia es la lista encabezada por Jaime Castiñeira, que el domingo podrá contar con el 6,4% de los votantes que hace cuatro años optaron por Orozco. Aunque pierda el 3,7% de los que el PP obtuvo entonces, el saldo es claramente positivo, ya que también puede contar con algunos, los menos, del BNG.

Los nacionalistas son sin duda los más perjudicados por la transferencia de votos, ya que puede ceder un 8,1% al PSdeG y un 2,5% al PPdeG, mientras que apenas recibiría un 3,5%.

Y es ese 8,1%, junto al 2,5% procedente del PP, el que permite a los socialistas mantenerse en una situación de lo comido por lo servido, ya que a su vez hay un 8,8% de sus votantes en 2007 que declaran su intención de votar a otros.

Por tanto, el partido por convertirse en la fuerza más votada está más abierto que nunca.


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