Opinión

Filón en la A-8

DE SER un problema (para los demás) pasa a ser filón para las arcas de Fomento. No necesita más, y si no lo necesita, ¿para qué estrujarse los sesos en buscar soluciones que resuelvan o mitiguen el problema (niebla, viento, nieve, hielo…) que desde el primer día condicionan el uso del tramo de la A-8 entre Abadín y Mondoñedo? Se acordarán que el ministerio llegó a plantear la posibilidad de habilitar un túnel artificial como remedio, y se habló también (como maniobra de distracción) de un concurso de ideas por si a alguien alumbraba un milagro. Nada, todo palabrería, pero ya no hace falta. Se encendió la lamparita: colocar un radar de tramo, es decir, de los que miden la velocidad media entre dos puntos, en este caso Abadín-Mondoñedo, en sentido hacia la costa, y el que supere el promedio de cien, aunque sea por escaso margen, multa al canto. Los conductores, por descuido, por imprudencia o por no fijarse en la señalización, caen como moscas en las voraces redes recaudatorias. Oiga, vale que se limite la velocidad cuando y donde haga falta, pero ¿es necesario en todo el trecho y siempre? No lo parece.

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