Opinión

Luchas intestinas

ES PREVISIBLE, porque siempre fue así, la lucha sulfurada entre partidos políticos en época preelectoral o electoral, en busca de un hueco que permita tocar poder, pero no es normal que las trifulcas se trasladen a los propios grupos, revueltas o peloteras intestinas que acaban por restar credibilidad y eficacia, la que debiera reservarse para aplicar en la solución de los problemas que afectan a los ciudadanos. Repasen la parrilla y verán cómo no existe, o casi, una formación política que se libre de estas batallitas, empezando por las dos principales, PP y PSOE, con Rajoy/Esperanza Aguirre o Pedro Sánchez/Susana Díaz, acaramelados en público, o no tanto, pero con las navajas abiertas. La situación es todavía más preocupante entre grupos minoritarios, donde no se disimulan empellones y fragmentaciones, que tampoco son ajenas a los nacionalistas, sobre todo los gallegos, entretenidos en anularse los unos a los otros en vez de hacer causa común que les permita aunar funcionalidad y no malgastar esfuerzos en brindis testimoniales. E inútiles para la comunidad.

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