Opinión

Cabreados

COMO YA viene siendo norma habitual, asistimos a una presentación de candidatos a las municipales que más bien parecen cofrades de la Hermandad de los Cabreados. Personajes despechados por no contar para los principales partidos u oportunistas que solo buscan satisfacer su ego o sus propios intereses (no pocas veces crematísticos). Las siglas son lo de menos, pues tanto pueden cobijarse bajo el paraguas de un partido de corte comunista como franquista o independentista. Ya lo decía Marx, el cómico (Groucho), no el filósofo (Karl), “estos son mis principios. Si no le gustan, no se preocupe, tengo otros”. Lo malo es que, pese a ello, demasiada gente los vota.

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