SIEMPRE se dijo que a río revuelto, ganancia de pescadores, pero es dudoso que ocurra lo mismo con los consumidores de energía en el arranque de la facturación por horas. Se garantiza, eso sí, el desconcierto, y quienes consigan superar el reto habrán de vencer antes el galimatías. Todo cuanto digan las eléctricas prometiendo ahorro solo merece la credibilidad que cada potencial incauto quiera darle; casi siempre ocurre lo contrario. Se nos dice que la nueva facturación parte de 720 de horas de consumo y 720 precios, se supone que diferentes, y el usuario deberá escoger lo que más le interesa, siguiendo la evolución del mercado mediante una página web, lo cual quiere decir que no todos los consumidores lo tienen al alcance, y no todos cuantos los tienen a mano disponen de tiempo o de paciencia para seguir la alteración del coste, dependiendo en qué días y en qué horas. Los pasotas del guirigay serán víctimas de su propia indiferencia, y las compañías se lavarán las manos cuando los consumos sean impertinentes, que es precisamente donde radica el negocio, alimentado por la confusión.
