Opinión

Desafíos de la Iglesia

EL SÍNODO sobre los "desafíos" de la familia permanece reunido en Roma desde el lunes hasta el próximo día 24. El tratamiento en el acceso a la comunión de los católicos divorciados que se vuelven a casar y desean participar de las celebraciones de su religión; la homosexualidad y la formalización en matrimonio de estas relaciones de pareja, así como el incremento del número de católicos que solo se casan civilmente son algunos de los temas que los ponentes y los obispos debatirán. La aprobación de conclusiones mostrará el activismo y la disposición a la confrontación con el actual papa Francisco y sus gestos de apertura a la sociedad de los sectores más conservadores de la curia. Cuando en otoño se cerró en Roma la primera ronda de esta reflexión de la jerarquía católica sobre la familia, quedó aplazado a este octubre la visualización de la acogida que el Papa encuentra entre una jerarquía episcopal que mayoritariamente ha accedido al poder bajo el largo pontificado de Juan Pablo II, marcado por un conservadurismo estricto en cuestiones de moral sexual, y por Benedicto XVI, que ocupó la dirección del ex Santo Oficio y renunció al Papado por su salud y por falta de fuerzas para afrontar los cambios frente al poder de la curia vaticana. La derecha política extrema y los sectores más reaccionarios de la Iglesia no guardan ya las apariencias para criticar y descalificar con dureza a Francisco. Este Papa se convierte en pieza a cobrar para esos sectores por su posición sobre la economía y sus intereses, que incluye la reforma de la banca vaticana y el estilo de vida de curia y jerarquía; sus posiciones en doctrina social, dentro de la tradición de las encíclicas de Juan XXIII o Pablo VI, y la acogida que Francisco tiene en sectores que se habían alejado de la Iglesia o con posiciones políticas abiertas sin que identifique el catolicismo con la derecha política confesional y conservadora.

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