SIENDO Lugo ciudad deficitaria en casi todo, también en promoción turística, no sería mala idea proyectarla como rincón amazónico, al socaire de su estado selvático. Se queja el concejal popular Antonio Ameijide que más que un polígono cinco estrellas, el de As Gándaras es "un área selvática", en donde maleza se apodera de las zonas verdes, rotondas y medianas del parque empresarial. Se queda corto, porque la apreciación hay que hacerla extensiva a todo el suelo urbano y municipal. Por donde quiera que uno vaya impera la fragosidad de la broza y el matorral: rotondas, aceras, solares, espacios que fueron verdes El Concello, abstraído en fiestas, luminarias y otros saraos, y en creerse lo de las escobas de oro, no hace sino mirar hacia otro lado, hasta que el espesor del follaje se lo permita, que muy pronto no se lo permitirá. Y todo ello con la anuencia de una oposición débil y, lo que es peor, parte de ella dócilmente connivente con la negligencia y el desgobierno a cambio de migajas con las que pretenden escudarse. Eso era, es, al parecer el cambio regenerativo propuesto, pero el tiempo es inmisericorde. Nunca miente.
