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La bomba morada de En Marea

SIETE POSIBLES DIPUTADOS DE Podemos, tres de ellos oficialistas, de Carmen Santos, y cuatro disidentes. Cuatro de las plataformas municipales Marea Atlántica de A Coruña, Compostela Aberta, Ourense en Común y Marea de Pontevedra. Dos de Anova, el partido de Xosé Manuel Beiras, y una tercera próxima, pero sin carnet. Dos de Esquerda Unida, aunque uno de ellos no sea militante. Una de Cerna, la escisión de Anova dirigida por los antiguos afinadores del piano electoral ‘beirista’. Y un líder independiente pero de adscripción nacionalista, el juez Luís Villares. Así sería la composición del grupo parlamentario de En Marea surgida de las primarias de esta semana en función de los resultados electorales que auguró la encuesta de La Voz de Galicia, la única publicada desde que se convocaron las autonómicas. Aunque sea de Sondaxe, es la que hay. Así, de estos 18 candidatos situados en principio en lugares de salida en las listas, seis son nacionalistas y los doce restantes federalistas, en teoría, aunque alguno parezca bastante centralista.


La correlación de fuerzas del futuro grupo parlamentario de la que está llamada ser a priori la formación emergente en las elecciones de dentro de cinco semanas dependerá de los resultados. Si En Marea tuviese un pinchazo descomunal sobre sus expectativas y se quedase en los nueve escaños que logró hace cuatro años Alternativa Galega de Esquerda (Age), Podemos tendría cuatro parlamentarios, dos oficialistas y dos críticos; Esquerda Unida tendría dos, frente a los cinco de 2012; Anova, uno, frente a los cuatro de 2012, y los dos restantes serían la de Ourense en Común y Luís Villares.


Es prematuro saber cómo será el grupo parlamentario pero sus líneas maestras quedaron definidas por los variopintos resultados que ofrecieron las primarias de esta semana, que constituyeron un experimento de participación inédito para elaborar el conjunto de unas candidaturas. Sí había experiencias, como las del BNG del pasado o la del PSdeG de mayo, de competiciones directas para designar al candidato a la presidencia de la Xunta, que en cambio En Marea nombró por consenso. Las primarias de En Marea presentaron déficits democráticos, como el de mantener abierto hasta el final el censo de Podemos, que se incorporó con el proceso ya en marcha, lo que lo desnaturalizó en parte y abrió la puerta a las compensaciones. Y los resultados generan graves desequilibrios territoriales, pues no es que casi no haya potenciales diputados de las comarcas rurales, sino que tampoco los hay de Ferrolterra.


Pero estas primarias constituyeron un proceso de democracia interna nada común en Galicia, que ofrece una radiografía de la caótica composición de En Marea, con el eclipse de los dos partidos de Age, Anova y EU, y la irrupción de Podemos con mucha potencia, aunque limitada a las provincias atlánticas, mientras Lugo y Ourense aparecen como feudos del polo nacionalista, que se especializa en las posiciones de privilegio, en los puestos de cabecera de las listas, con Villares y también con el hasta ahora portavoz parlamentario Antón Sánchez y David Rodríguez, alcalde de Manzaneda.


Podemos está partido a la mitad. Su secretaria general, Carmen Santos, se reafirmó al ganar en Pontevedra y al colocar en la zona de salida a otros dos candidatos. Pero la mayoría de los hipotéticos diputados de Podemos estaría en su contra, pues tres son del sector crítico de Gómez-Reino y otra pertenece al movimiento Anticapitalistas. Desde Zaragoza Pablo Echenique llamó a teñir En Marea de morado, el color de Podemos, y lo ha logrado, pero trasladándole su crisis. Es una bomba, que puede impulsar a Villares o estallarle o las dos cosas a la vez.

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