Opinión

A propósito del auge de los deportes electrónicos

SE PUDO VER a lo largo del pasado año que con el boom de los deportes electrónicos fueron varios los equipos de fútbol profesional los que dieron el paso y han creado su propio equipo virtual, inscribiéndose en la Liga de Fifa 17 11 VS.11.

Esto significa que equipos como el Valencia o el Sevilla, entre otros, a los que se les ha unido recientemente el CD Lugo, han inscrito
un equipo virtual que jugará en una liga en torno al videojuego de fútbol Fifa 17.

Más allá de lo anecdótico que pueda resultar eso, me resulta interesante destacar la posible confusión que pueda existir entre ambos ámbitos, el fútbol real y el virtual, desde el punto de vista jurídico, ya que los deportes electrónicos no son un deporte.

Y no lo son porque lo diga yo, evidentemente, sino que en la actualidad para que un deporte exista, en términos jurídicos, éste ha de ser reconocido por el Consejo Superior de Deportes, ya sea como modalidad deportiva o bien como especialidad deportiva a través de un tortuoso e incierto procedimiento que daría para un análisis extenso.

Que los deportes electrónicos no sean un deporte tiene importantes implicaciones, ya que no les va a ser de aplicación, como es obvio, la normativa deportiva, esto quiere decir que no podrán constituirse como federación deportiva, ni formar parte de una, ni los jugadores tendrán que sacar la correspondiente licencia federativa para competir, ni la administración tendrá competencias en materia disciplinaria sobre los jugadores o la competición bien a través del Td o de los correspondientes organismos autonómicos, lo que permite que las competiciones no se vean sometidas a los deberes y obligaciones que exige la legislación deportiva, aunque tampoco van a poder disfrutar de las garantías que el control administrativo ofrece.

Por lo que los participantes en los equipos virtuales de fútbol, a diferencia de sus hermanos ‘mayores’, que sí que compiten en una liga de un deporte reconocido como tal, tendrán que, obviamente, olvidarse de reclamar las tarjetas rojas ante el Tad, y cualquier tipo de reclamación la harán ante un comité privado, con sus propias normas y creado por la propia organización.

Recordemos que se compite en un juego que simula el fútbol, pero que no es fútbol, que ha desarrollado una empresa con unos intereses comerciales y no deportivos, y son los usuarios los que se organizan alrededor de dicho juego y materializan una normativa propia que desarrolla una competición, por lo que debe quedar claro que la legislación deportiva y la protección administrativa que ampara al fútbol como deporte va a mantenerse al margen de este otro fútbol virtual y de cualquier disputa que ahí suceda.

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