Opinión

Cocodrilos en el Miño

POR PARTIDOS como el de este martes; mejor dicho, por partidos como el de este martes con finales como el de este martes, merece la pena jugar los play off. No hay discusión, cuanto más injusto es un sistema de competición, más atractivo es. Por lo menos en el baloncesto. No hay nada más objetivo que un campeón después de una Liga regular de todos contra todos, pero... ¿dónde cabe ahí un partido como el del martes?, una final con dos equipos caminando sobre un puente de cuerdas deshilachadas y el Miño repleto de cocodrilos debajo. Con un Pazo dos Deportes encendido desde la ronda de calentamiento. Con los entrenadores en el punto de mira después de jugar su propio partido en las ruedas de prensa. Con jugadores picados después de cuatro batallas a cara de perro en poco más de una semana. Con la sensación de que la vida se escapa con ese balón rebotado por el aro y de que regresa con un palmeo milagroso. ¿Dónde cabe ahí un verdadero partido de baloncesto?

Dice Robe Iniesta que nunca lleva el corazón encima por si se lo quitan. Los aficionados del Breogán podrían hacer como el líder de Extremoduro y dejarlo fuera del Pazo dos Deportes en una cajita para evitar dolencias que contarle con cara de susto al médico el día de mañana. Pero esto no sería lo mismo. Los partidos como el de este martes no serían posibles, se parecerían demasiado a los de la Liga regular. A esos en los que ni hay jugadores picados, ni entrenadores parlanchines, ni cocodrilos en el Miño.

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