LA SITUACIÓN española era hasta este domingo un laberinto en el que las investigaciones y noticias sobre corrupción parecen cerrar cada día las salidas que pronostica el discurso de la economía. El Círculo de Economía de Cataluña, próxima ya su cita anual en Sigtes, aseguraba este fin de semana que la corrupción es la mayor amenaza para la democracia y para la recuperación económica. En ese laberinto en el que se encuentra la situación española, las primarias socialialistas aparecían hasta el domingo por la noche como incertidumbre. El interrogante está despejado. ¿Hay ruta ya definida? ¿Hay cambio real en la identidad del socialismo español y cambio, como consecuencia, en la política del país? 'Sánchez sucede a Sánchez', titulaban algunos medios extranjeros. A Susana Díaz le han faltado votos por la misma razón que le han sobrado muchos apoyos desde dentro y, sobre todo, desde fuera de su partido. Sánchez vence a la vieja guardia socialista, al poderoso PSOE andaluz y a muchos poderes fácticos de este país. Es un hecho muy relevante, con independencia de la valoración política que pueda dársele al regreso del nuevo líder socialista. La victoria de Pedro Sánchez en las primarias convierte en un grave accidente y en un paréntesis lo sucedido el 1 de octubre del pasado año cuando hubo de dimitir al frente del partido. A partir de ahora el laberinto español seguirá siendo una realidad más compleja ya que aparecerán nuevas vías de hipotética salida. La noticia de la victoria de Pedro Sánchez no es buena para Mariano Rajoy. Y abre muchos interrogantes para quienes vinculan estabilidad política con recuperación económica. La noticia de la victoria de Pedro Sánchez en las ciudades gallegas, incluso en Vigo, es una buena para Alberto Núñez Feijóo por cuanto es la peor que podía recibir Abel Caballero con su populismo en Vigo y su aspiración al control en Galicia. Hay más víctimas en el socialismo gallego y puede haber algún resucitado. Todo un cambio, y más allá del PSOE, queda reflejado en las primarias socialistas.
