Opinión

Bien, pero estresante

HACER ESTA columna a vuelta del verano es muy estresante. Hay tanto que contar en tan poco espacio que por una vez entiendo a los clásicos rusos. Nada que reprochar al tocho de ‘Anna Karenina’. Si la chica lo merecía no hay razón para rebajarle ni un párrafo de las mil y pico páginas (un pico generoso). Y luego ese arranque: «Todas las familias felices se parecen. En cambio entre las infelices, cada una lo es a su manera». Tanto me gusta que lo tomo prestado: «Todos los veranos felices se parecen. En cambio, entre los infelices, cada cual nos lo amargó a su manera». Más allá de las cifras de visitantes con que les obsequiamos en estas mismas páginas, la gente nos cuenta que los turistas ya no son felices cuando veranean por lo mismo que me pasa a mí con esta columna de vuelta del verano: están estresados. Hay pocos rayos de sol y no puede escaparse ni uno solo. Los que se escapan se los echan en cara al panadero, al carnicero, a la chica del súper que no corta el fiambre lo bastante fino. Menos mal que ahora todo es culpa de los catalanes en general y de Ada Colau en particular. Eso aquí nos proporciona un gran alivio: esto es un paraíso en que nada puede salir mal. O casi.

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