Opinión

Populismo y legitimidad

FRENTE AL populismo y la demagogia, el presidente Feijóo apelaba este miércoles a la política responsable ante los sucesos de Cataluña. Así lo cumplió de forma modélica la comparecenccia ante los medios de José Luis Ábalos, secretario de Organización del PSOE, para valorar el encuentro del líder socialista Pedro Sánchez con el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. Sería oportuno que quienes atizan el fuego con el populismo y la demagogia escuchen esta intervención de Ábalos. En el Estado de derecho "la democracia no está en la calle", recordó Macron, y menos si se pretende contraponer en un sistema democrático la movilización callejera frente a las instituciones y la ley. El cauce para los cambios que se estimen necesarios, y que no se quisieron ver —algo que también es cierto—, no puede pasar por imponer, desconocer o desobedecer la ley y la autoridad legítima en la protesta callejera. La libertad de expresión, manifestación y opinión no supone la anulación, o su imposición, sobre el poder ejecutivo, legislativo y judicial. Guste o no que se denuncie tal anormalidad, esto sucede cuando se presenta y se defiende una hipotética superior legitimidad democrática de la movilización en la calle frente al Estado de derecho. Las llamadas a ignorar la ley desde una institución como la presidencia de la Generalitat implica perder toda legitimidad. Y quien lo hace, no puede sorprenderse de encontrarse con el peso de la ley. Transitar hasta el día 2 de octubre sin que se produzcan excesos ni desbordamientos es la mayor prioridad en estos momentos. La declaración del presidente del Gobierno marcó esa línea. Las llamadas que el presidente Rajoy y el secretario de Organización socialista hicieron para que el presidente Puigdemont rectifique en el objetivo del 1-0 no encontrará respuesta positiva. A partir del día 1 de octubre ha de imponerse la política que afronte los problemas.

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