RAJOY HA practicado contención y sentido común en el desafío separatista como cuando le querían obligar a pedir el rescate europeo de España durante la crisis. Desde hace muchos meses le apremiaban con la aplicación del artículo 155 de la Constitución que, en modo alguno, significa la suspensión de la autonomía catalana. El 155 es únicamente la oficialización del artículo 153, que habla del control de los órganos de las comunidades autónomas por parte del Tribunal Constitucional, del Gobierno, de la jurisdicción y del Tribunal de Cuentas, que es lo que está sucediendo en España porque hay una actuación ilegal contra el interés general. Cuando con la herramienta de la ley de partidos se ilegalizó Batasuna, muchos pensaban que se extendía la guerra de Eta en Euskadi, pero afortunadamente fue el principio del fin de la banda terrorista. Y ahora, la actuación de los resortes del Estado con y sin el artículo 155 puede sembrar incertidumbre, pero no dudemos de que finalmente será el final del desafío rupturista a medio plazo.
