Opinión

Atajar a tiempo

ES TAREA y responsabilidad del Gobierno cortar los brotes de violencia fascista en las calles. La idea de España, su unidad y su bandera, no pueden, por el interés de todos, aparecer identificadas como un monopolio de la extrema derecha violenta. La respuesta al problema catalán no puede ser, ni incluir, una confrontación de nacionalismos. El Gobierno debe expresar su condena de sucesos como los de este jueves en Barcelona. Y los portavoces populares harían un bien a la imagen de su partido y a la convivencia de todos con la condena de la violencia política. La responsabilidad de quienes desde el secesionismo sembraron la división y despertaron los fantasmas fascistas, –ciertamente, parece que no midieron ninguna de las consecuencias de sus acciones aunque estas respuestas violentas pueda que las capitalicen para su victimismo y para ligarlas a la imagen de España–, no excluye la obligación de que la derecha que forma parte del sistema de libertades condene esa vía excluyente y esas formas violentas de romper la convivencia. El lunes fue en Valencia, este jueves en Barcelona. No debería continuar la cadena. Los ministros de Interior tienen más misión que declaraciones de éxitos en los informativos televisivos de los fines de semana.

Retirada
El anuncio de que EE UU deja la Unesco entra en la política que prometió Trump. En este caso, al menos en lo que se refiere a los excesos, no se cumple la norma de que los programas electorales se formulan para no cumplirlos. La retirada estadounidense es un golpe para los recursos de este organismo que tiene entre sus misiones contribuir al mantenimiento de la diversidad cultural, objetivo a reforzar dentro de un mundo globalizado. El Correo de la Unesco, que reapareció este año y dedica su último número a los medios de comunicación, se publicó durante un tiempo en gallego. El acuerdo se adoptó con Federico Mayor Zaragoza al frente del organismo.

Comentarios